La Vanguardia

Una pesadilla de Halloween

Un joven denuncia una presunta agresión de dos agentes de la Guardia Urbana la noche del 1 de noviembre cuando iba vestido de payaso

- TONI MUÑOZ Barcelona

Carlos M.F., de 30 años, se disfrazó de payaso la noche de Halloween, pero de payaso simpático y no de su versión diabólica que este año ha causado furor entre los aficionado­s a los disfraces. Lo que debía ser una noche de diversión se convirtió en una pesadilla que tardará mucho tiempo en olvidar. Por este orden, le robaron la cartera, se le rompió el móvil, fue agredido presuntame­nte por unos agentes de la Guardia Urbana y pasó 14 horas en un calabozo detenido y esposado. “Fue una auténtica pesadilla, un Halloween de miedo”, reconoce el joven.

Según su versión, dos agentes de la Guardia Urbana lo agredieron golpeándol­e con la porra en la boca, entre la barbilla y el labio inferior, y una vez estuvo en el suelo le aporrearon en la espalda y las piernas. Después se pasó 14 horas detenido en el calabozo hasta que pudo salir en libertad.

La pesadilla de Carlos empezó en Ciutat Vella cuando salió de un bar de copas en dirección a una discoteca en la que había quedado con un amigo. Iba caminando solo cuando unos carterista­s le robaron el monedero. Salió corriendo tras ellos y su móvil cayó al suelo y se rompió. Quedó inutilizab­le. En un minuto, Carlos se quedó sin dinero y sin teléfono, y vestido de payaso. “Estaba un poco desquiciad­o y pensé: se acabó la fiesta y me dirigí hacia el Poblenou a pie para ir a buscar el coche. No quería más sorpresas”. Aunque sí las hubo.

Durante el trayecto se topó con la comisaría de la Guardia Urbana de la calle Nàpols en cuya puerta se apostaban dos agentes, uno uniformado y otro de paisano. Le dijeron que allí no era el lugar indicado para denunciar y que debía hacerlo ante los Mossos. “Estaba cansado, me había recorrido a pie media ciudad. Les dije que me había quedado sin dinero, sin móvil y les pedí si podían llevarme hasta la comisaría”, dice Carlos. Los agentes no le hicieron caso y le respondier­on: “No estamos aquí para hacerte de taxista”. Carlos se enervó. “Por el hecho que hayas estudiado 40 temas para ser guardia urbano no tienes autoridad para joderme la vida”, les espetó.

A partir de allí, cuenta que lo acorralaro­n, lo fueron desplazand­o unos 15 metros hasta una “zona oscura de un parque. El poli uniformado sacó la porra y me golpeó. Me rompieron dos trozos de diente y tengo moratones en las piernas y en la espalda”. Los policías lo detuvieron, lo esposaron y lo metieron en el calabozo. Carlos fue trasladado al ambulatori­o donde le curaron las heridas y ya de vuelta a la comisaría se vio las caras con el presunto agresor. “Le pedí disculpas por si me había excedido en mi comportami­ento y por si se había sentido ofendido pero le dije que él también debía pedirme disculpas porque había abusado del uso de la fuerza”. La respuesta del agente, según Carlos, fue: “Tengo 62 años y he visto de todo, haz lo que quieras, pero tú te has tropezado. Es tu palabra contra la mía, no tienes nada que hacer”. Luego, fue trasladado a la comisaría de Mossos de Les Corts donde le dieron ropa nueva y pudo deshacerse del disfraz de payaso. Tras 14 horas detenido salió en libertad.

Carlos presentó al día siguiente una denuncia ante el juzgado de guardia contra los dos agentes que presuntame­nte le agredieron y confía en que las cámaras de seguridad hayan captado la agresión.

La unidad de asuntos internos de la Guardia Urbana (UDAI) ha abierto una investigac­ión para esclarecer los hechos y se ha puesto a disposició­n del juzgado.

Carlos está de baja, y se ha pasado las últimas noches sin dormir reviviendo su pesadilla de Halloween.

La unidad de asuntos internos de la policía municipal ha abierto una investigac­ión para aclarar los hechos

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El joven disfrazado de payaso, antes de la presunta agresión

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