Democracia en EE.UU.
Nacido y crecido en Lleida, y luego emigrado a Estados Unidos, hoy emitiré 41 votos en las elecciones americanas; uno para la candidata a la presidencia y 40 para otros cargos electos y referéndums. Mientras en España las iniciativas legislativas populares son papel mojado, este martes en mi distrito, en California, votaremos en referéndum 26 ILP. Por ejemplo, a nivel estatal debemos decidir si abolir la pena de muerte y si subir los impuestos a las rentas altas para mejorar la sanidad y si facilitamos la educación bilingüe; a nivel comarcal, si subimos el IBI para invertir más en infraestructuras; y en mi municipio, si creamos un nuevo impuesto sobre las bebidas gaseosas para reducir su demanda y así su impacto en enfermedades como la obesidad y la diabetes.
Mientras en Catalunya se acumula el polvo en una tímida propuesta de ley electoral de listas semiabiertas, en el distrito donde resido nombraremos 15 cargos en listas abiertas, incluyendo congresistas, concejales, jueces y una larga lista de etcéteras. Políticos y cargos electos no deben su lealtad a un partido que los designe a dedo, sino a los ciudadanos que los eligen directamente.
Hay mucho por mejorar en la democracia americana, pero también mucho por aprender de ella. En España y Catalunya parece que hay vientos de cambio, y valdría la pena que nos planteáramos si es hora de forjar una democracia más activa, deliberativa y participativa.
ALBERT BUIXADÉ FARRÉ
Oakland (California)