La Vanguardia

El batallón de McCrae

En la temporada 1914-15, el Hearts era líder cuando la mitad de su plantilla se alistó a filas. Aquel gran equipo murió en el Somme

- Rafael Ramos

En un rincón de la Picardía francesa, en el pequeño pueblo de Contalmais­on, un mojón de piedra escocesa de las canteras de Elgin recuerda a los integrante­s del Heart of Midlothian que murieron o resultaron heridos en el primer día de la batalla del Somme, en Julio de 1916. Casi todos los equipos británicos perdieron jugadores en la primera guerra mundial, pero ninguno tantos como el club de Edimburgo.

El fervor patriótico que se ha apoderado del Reino Unido con el Brexit no es nada en comparació­n con el del verano de 1914, tras la declaració­n de guerra a Alemania. Personajes de la vida política y la sociedad civil lanzaron una campaña para que se suspendier­a la liga, y denunciaro­n a los futbolista­s como cobardes y malos patriotas por ganar dinero pegándole patadas al balón mientras otros jóvenes se hacían soldados. Pero así como en Inglaterra se suspendió el campeonato durante cuatro temporadas (del 15 al 19), en Escocia se siguió disputando, con el Celtic como fuerza dominante.

El 25 de Noviembre del 14, en respuesta a las críticas y cuando todavía no se conocía muy bien el poder devastador de la maquinaria de guerra alemana, trece jugadores del primer equipo del Hearts, entonces líderes de la liga y que habían comenzado el torneo con ocho triunfos consecutiv­os, se alistaron en el 16 regimiento de los Royal Scots, formado y dirigido por el mercader textil y político liberal George McCrae. La decisión causó enorme revuelo, y su ejemplo fue seguido por miembros de otros equipos como el Raith Rovers, el Falkirk y el Dunfermlin­e, por socios y seguidores, y por practicant­es de otras disciplina­s, haciendo que el grupo fuera cono- cido como el batallón de los deportista­s. Frente a ellos, se decía en las calles de Edimburgo, los teutones no tenían nada que hacer.

La liga siguió su curso, con los futbolista­s del Hearts combinando los entrenamie­ntos y los partidos de los sábados con marchas nocturnas y una severa disciplina militar. El cansancio pasó factura, y el Celtic le robó la liga del 14-15 por cuatro puntos. Pero ello no sería nada en comparació­n con la trágica historia que se avecinaba.

En enero de 1916 los reclutas fueron enviados a Francia. Y el 1 de julio de ese mismo año, a las órdenes de McCrae (que luego sería censurado por su falta de conocimien­tos tácticos y de liderazgo), el batallón de los deportista­s recibió la orden de salir de las trincheras, patear lo más lejos posible cuatro balones en dirección a las líneas alemanas, y avanzar hacia donde habían caído. Fue el día más negro en la historia del ejército británico, con más de 60.000 muertos y heridos en pocas horas. Una auténtica masacre.

Todos los años por estas fechas el Hearts homenajea a sus héroes de la primera guerra mundial, los siete que murieron en Contalmais­on y los que regresaron tan malheridos que nunca más pudieron jugar al fútbol. En Edimburgo, una placa cerca de la estación de Haymarket les rinde tributo. Pero en el pueblo francés no había nada que los recordase hasta que un policía retirado viajó con varios hinchas a lo que fue el corazón del frente occidental, se entrevistó con el alcalde, y organizó el envío de un camión cargado con piedra caliza de Elgin para levantar un monumento. Desde entonces siempre está adornado con banderines y bufandas, que dejan los seguidores que van de peregrinaj­e al lugar. Hay el proyecto de organizar un partido anual entre un equipo de la región del Somme y otro escocés, que llevaría una camiseta igual a la que tenía el equipo de Edimburgo en 1914.

El Hearts no ganó aquel título de la temporada 14-15, ni el de la siguiente, ni ninguno más hasta los años cincuenta, cuando volvió a tener otro equipazo a las órdenes de Tommy Walker, con el trío

terrible de Willie Bauld, Alfie Conn y Jimmy Wardhaugh, llegando a jugar la Copa de Europa del 58. El club fue fundado en 1874 por los miembros de un club de baile, y su venerable estadio victoriano de Tynecastle tiene 130 años de historia. Club de clases medias (clérigos protestant­es, abogados, profesores universita­rios y pequeños comerciant­es), en sus vitrinas hay cuatro ligas y ocho copas, y su rivalidad con el Hibernian tiene también tintes religiosos (como casi todo en Escocia), pero en ella no hay el odio que en la de la Old Firm. Su nombre deriva de una prisión llamada The Heart of Midlothian, que también da título a una novela de Walter Scott. Pero lo que lo hace distinto a cualquier otro club del mundo es la triste historia del equipo que murió en los campos del Somme. De los cuatro balones lanzados hacia las líneas alemanas, dos fueron encontrado­s y están en museos militares.

Al estallar la Gran Guerra, hubo una fuerte campaña para que los futbolista­s tomaran las armas

 ?? MCCRAESBAT­TALIONTRUS­T ?? Los jugadores posaron para esta fotografía el día que se alistaron al batallón de McCrae
MCCRAESBAT­TALIONTRUS­T Los jugadores posaron para esta fotografía el día que se alistaron al batallón de McCrae
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain