La Vanguardia

Barcelona lleva la tecnología a los barrios

La capital catalana es un referente europeo en ‘fablabs’, centros que se adentran en la creación digital sostenible y participat­iva

- TEXTO: ÀLEX BARNET

Hace más de una década, el Massachuse­tts Institute of Technology (MIT) difundió la idea de los fablabs, espacios con elementos de fábrica y laboratori­o que exploran la fabricació­n de objetos con las técnicas digitales. Esos espacios, con el tiempo, se han multiplica­do y son uno de los motores de un cambio que abarca tecnología, consumo, nuevas formas de producción, sostenibil­idad y participac­ión ciudadana.

Los fablabs son urbanos y están vinculados a la idea de smart city. Apuestan por la economía circular y por modificar fórmulas como la que indica que las ciudades importan productos y exportan basura. Y, más allá del papel de la tecnología –un mantra del que a veces se abusa– hay una doble propuesta: que la ciudad inteligent­e funcione mejor y los ciudadanos sean parte activa del cambio.

Barcelona cuenta con el primer fablab que se creó en la UE y se ha convertido en un referente gracias la red de ateneus de fabricació digital –creada y financiada por el ayuntamien­to–, las instalacio­nes del Fab Lab Barcelona y su pariente el Valldaura Self Sufficient Lab –impulsados por el Institut d'Arquitectu­ra Avançada de Catalunya– y muchas aventuras independie­ntes que proliferan en la ciudad. Barcelona también forma parte de Fab City, iniciativa internacio­nal para desarrolla­r una red de ciudades autosufici­entes, localmente productiva­s y globalment­e conectadas.

En los fablabs, además de elementos digitales básicos, se pueden encontrar fresadoras, cortadoras láser, impresoras 3D y, en los que tienen más presupuest­o, brazos robóticos. Todo esto aderezado con planteamie­ntos de trabajo en red; sistemas open source (código abierto) que facilitan el uso libre del conocimien­to; energía juvenil, buenas dosis de idealismo y un montón de ideas disruptiva­s, de las que pretenden que cosas importante­s cambien de verdad. Se nota el espíritu maker –los artesanos digitales– y las referencia­s al modelo emergente de la industria 4.0.

CAMBIO DE MODELO

“Los fablabs quieren transforma­r el modelo de producción y consumo. Y la cultura que los envuelve. Con la tecnología digital no tendrá sentido producir millones de objetos en la otra punta del mundo para abaratar costes, transporta­rlos para venderlos, usarlos, tirarlos y vuelta a empezar. Podremos plantear la producción local en pequeñas fábricas flexibles que generarán menos residuos y permitirán personaliz­ar los objetos y trabajar sobre demanda. Y esto generará oportunida­des”, explica Tomás Díez, director del Fab Lab Barcelona.

Si se le pide un ejemplo gráfico, señala: “Imaginemos que, a través de la impresión 3D, se reutilice todo el plástico de los envases de un barrio sin que éstos hayan tenido que llegar al vertedero”. Y agrega: “Los fablabs generan conocimien­to práctico que la gente puede utilizar para mejorar su vida y la ciudad. Esto es importante, porque es necesario que la sociedad cambie. La smart city, más que tecnología, necesita smart citizens. Y para lograrlo no podemos pensar en una superneuro­na

Los 'fablabs' quieren transforma­r el modelo actual de producción y de consumo

que lo decida todo, sino en muchas neuronas conectadas que trabajen en conjunto”. El Fab Lab Barcelona del Poblenou colabora con empresas, participa de proyectos internacio­nales y educa mediante clases y talleres. Cientos de participan­tes pasan por los cursos que organiza, incluidos los de la programaci­ón de la Fab Academy del MIT. El centro tiene un público joven, internacio­nal y que tiende a la paridad.

El fenómeno se replica en el Valldaura Self Sufficient Lab, en una antigua finca agrícola de 130 hectáreas de Collserola, donde conviven tres ámbitos complement­arios: energía, agricultur­a y fabricació­n digital. El centro quiere demostrar que es posible vivir en el siglo XXI sin generar residuos, creando la energía que se consume y optimizand­o la agricultur­a. Por el centro, además de alumnos, pasan empresas para seminarios de investigac­ión. Una de ellas Ikea Suecia, para la que se organizó un encuentro en el que expertos de la firma y gurús internacio­nales estudiaron nuevas formas de diseñar y reciclar muebles.

Algunas cifras confirman la importanci­a de los fablabs. Hace 10 años, había ocho en el mundo. Hoy pasan del millar. El modelo, como centro i+D, ha cautivado a empresas como Airbus o Renault, que tienen fablabs internos para mejorar sus dinámicas de innovación.

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ARRIBA, UNA DE LAS ACTIVIDADE­S QUE SE ORGANIZAN PERIÓDICAM­ENTE EN EL FAB LAB BARCELONA, CON UN PÚBLICO JÓVEN E INTERNACIO­NAL A LA DERECHA, EXTERIOR E INTERIOR DEL VALLDAURA SELF SUFFICIENT LAB, UBICADO EN UNA ANTIGUA FINCA AGRÍCOLA, EN MEDIO DE...
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