“El ciudadano debe controlar sus datos y decidir su aplicación"
Entrevista a Francesca Bria, comisionada de Tecnología e Innovación Digital del Ayuntamiento de Barcelona
La italiana Francesca Bria, asesora de la Comisión Europea sobre políticas de internet e innovación y experta en políticas de innovación social digital, es la encargada de liderar desde el sector público la transformación digital de Barcelona y poner la tecnología al servicio de las personas y del nuevo modelo de economía colaborativa.
¿En qué se diferencia su modelo de ciudad inteligente que quiere impulsar en Barcelona al del anterior alcalde?
En que queremos ir un paso más allá de la
smart city, del dato por el dato, y hablamos de soberanía tecnológica.
¿En qué consiste?
En entender cuáles son las necesidades y retos de los ciudadanos y de la ciudad en aspectos clave como la movilidad, la educación, la energía, la vivienda, etc., y después, a partir de la tecnología, solucionar estos retos o problemas. No se trata de llenar la ciudad de sensores, de conectividad, de tecnología, sino de empoderar a los ciudadanos
"Invertiremos 65 millones en el Plan de transformación digital de la ciudad"
para que puedan controlar el uso de los datos que ellos mismos generan.
Hoy estos datos están en manos de unas pocas multinacionales.
Ahora sí, pero es algo que desde el Ayuntamiento queremos cambiar para potenciar las empresas locales y porque consideramos que es el ciudadano –y en algunos casos la Administración– quien debe tener el control de los datos y decidir qué hacer con ellos. Si dependes sólo de unos pocos proveedores, que son las grandes compañías internacionales que te ofrecen todos los servicios y te solucionan los problemas, dejas de controlar el conocimiento y estás en sus manos.
¿Los datos pasarían a manos de empresas locales?
El nuevo Plan de transformación digital de la ciudad, en el que invertiremos 65 millones de euros, apuesta por la colaboración entre empresas locales e instituciones públicas, como el Institut Municipal d'Informàtica, para desarrollar una tecnología más ágil y abierta (Open Source). En Barcelona hay empresas punteras con capacidad para innovar en campos como la IoT, el Big Data, la inteligencia artificial, la fabricación digital, etc., y centros de referencia como el Supercomputing Center, la UPC, Esade... Debemos aprovechar el ecosistema de la ciudad y trabajar juntos para lograr un manejo ético de los datos. Privacidad y ética deben contemplarse desde un inicio, antes de desarrollar la tecnología, no a posteriori.
¿A qué se refiere?
Debemos proteger al ciudadano y a los datos que genera, e informarle de qué pasa con ellos. Hablamos mucho de transparencia, pero la manera como se están gestionando los datos y la tecnología es opaca. Las grandes compañías lo saben todo de nosotros: dónde estamos, qué compramos, etc., y controlan la información. Pero el ciudadano no es sólo un consumidor, una fuente de datos, sino que tiene sus derechos digitales.
¿Es posible preservar los datos de los ciudadanos, respetar sus derechos digitales, y que éstos sean accesibles a las empresas locales?
Es necesario un pacto social sobre los datos y facilitar el poder necesario al ciudadano para que pueda decidir. Si éste sabe qué pasa con sus datos y cómo utilizar las herramientas que los protegen (sus derechos digitales), puede decidir si cede unos datos o no. Por ejemplo, si decide ceder su información a un instituto que está investigando sobre genómica, porque entiende que esa información que les facilita puede beneficiar a la sociedad, o decide no cedérselos a una empresa detrminada de la que sabe los utilizará para venderle después sus productos o servicios. Pero para que todo esto sea posible es necesario un trabajo previo, que los ciudadanos sean soberanos de sus datos. En el Ayuntamiento trabajamos en el pacto social de la era digital, basado en los datos.
¿Cómo se materializará?
Por ejemplo, en estos momentos estamos revisando los contratos que tiene el Ayuntamiento con grandes empresas en temas como telefonía, limpieza, Bicing, etc., donde se generan muchos datos –que son el petróleo del siglo XXI– para poner cláusulas que establezcan que la propiedad de esos datos es de los ciudadanos –estamos hablando de dinero público–, y queremos que sea el ciudadano quien controle la privacidad y ética en el uso de estos datos. Para nosotros es importante que los datos que generan los barceloneses sean utilizados para tomar decisiones que les afectan y repercutan en su beneficio.
¿Cómo les beneficiarán?
El control de los datos permitirá romper la brecha digital, de género, económica... Hay barrios de Barcelona donde la brecha digital coincide con dificultades económicas, de acceso al trabajo, a la educación... No se trata de hacer llegar internet a todo el mundo, sino de hacer talleres para niños y adultos, trabajar los problemas que los barrios tienen de desigualdades sociales y ver cómo la tecnología puede ayudar a la inclusión social. Es importante que llegue la conectividad, pero también el conocimiento. La tecnología por la tecnología no ayuda a la inclusión social, sólo la acompaña.