“Las ciudades inteligentes se harán de abajo hacia arriba”
Las ciudades inteligentes significan, fundamentalmente, innovación –tecnológica o no– destinada a mejorar la vida de los ciudadanos. El Smart City Expo World Congress nos acerca a todas las novedades que están produciéndose en ese terreno y nos permite pensar de otra manera algunos de los asuntos más importantes de nuestro tiempo, entre ellos, el del empoderamiento ciudadano, uno de los temas a los que la edición de 2016 prestará mayor atención.
El big data será parte esencial de las soluciones que provea a la ciudad inteligente. ¿En qué nos ayudará?
Es una parte importante, pero es sólo una parte. Si tienes datos de en qué calles hay más flujo de tráfico, también sabrás dónde vas a necesitar invertir más para arreglarlas o para dar más espacio –o menos– a los coches; si cuentas con datos de en qué zonas se está acumulando más gente, también podrás disponer los recursos para limpiarlas lo más rápido posible. Ayudarán a tomar pequeñas y grandes soluciones.
¿La movilidad se transformará radicalmente?
Sí. Hay datos que demuestran que, si todas las ciudades utilizasen coches autónomos, que no precisan de conductor humano –lo que acabará ocurriendo–, reduciríamos en un 75% el número de automóviles en las calles. Eso supondría una gran mejora medioambiental, y liberaríamos mucho espacio, porque ya no se necesitaría aparcar. Podríamos construir más parques para que jugasen los niños, tendríamos más espacio para los peatones o se podrían construir más viviendas que provocasen que descendiese el precio de los pisos.
La energía es otro aspecto esencial en el cambio que promueven las smart cities. ¿En qué se traducen sus ventajas?
Existen modelos energéticos que nos permitirían ser creadores y mini-distribuidores de electricidad, de modo que la energía que creásemos y no nos hiciera falta se la podríamos vender a nuestro vecino. Será un cambio grande en nuestras vidas, que no hemos empezado a aplicar en la medida de sus posibilidades porque la situación regulatoria lo complica. También significará que usaremos y fomentaremos mucho más las energías limpias, que es una obligación que tenemos como seres humanos.
Cuando se habla de ciudades inteligentes, se suelen subrayar los adelantos técnicos, pero se habla menos del cambio en los procesos. ¿Hasta qué punto es importante?
Cuando se innova en procesos de toma de decisiones, se pueden seguir dos modelos, el que se realiza de arriba abajo o el que sigue el camino inverso. Con el primero se consiguen ventajas, por ejemplo logrando que los departamentos no se peleen entre sí, de forma que coordinas los distintos intereses, como cuando un departamento quiere ampliar las aceras y el otro entiende que eso significaría problemas de tráfico. Pero me interesa más el modelo de abajo arriba, que faculta a los ciudadanos para que tomen decisiones y digan en qué quieren que se inviertan los recursos públicos. Esto es totalmente factible, porque existen medios –caso de las apps– que son muy simples y que nos permitirían tomar decisiones comunes sobre presupuestos. Implantarlas es una cuestión de voluntad política, pero también de fomentar estas prácticas entre la ciudadanía. Participar para que la ciudad sea como nosotros queremos no es sólo un derecho, sino que es casi un deber.
Uno de los campos en los que se señalan grandes avances es el de la gestión de la atención sanitaria. ¿Qué veremos en este terreno?
Esto es imparable. Y no sólo en sanidad, sino en la gestión pública en general. Podremos saber si se pierde agua en la red, en qué punto en concreto, y arreglarlo al instante. Cuando los bienes son escasos, es de sentido común que apliquemos las soluciones que tenemos a mano. En la sanidad esto es de cajón. Y hay que separarlo de la privatización de la sanidad, que no está relacionado con ello. Hay ejemplos reales en Nairobi, donde los sistemas de telemedicina están ayudando a gente que vive en lugares donde no tiene acceso a médicos. Y si nos ponemos a hablar de biotecnología, ya no paramos. O el hecho de que compartir los datos nos ayudará a predecir el cáncer o a curarlo.
¿Cuál es la principal novedad de esta edición de Smart City Expo?
La Expo es una oportunidad única de discutir con gente de todo el mundo sobre los problemas que nos preocupan, y más cuando las ciudades inteligentes serán una oportunidad impresionante de fortalecer Europa de nuevo. En esta ocasión, como elemento especial de esta edición, haremos hincapié en la economía circular, la que nos ayuda a tener residuos cero porque nos permite reutilizarlos.
"En la Expo de este año se habla de economía circular, la de residuos cero" "Los cambios que afectan a la gestión pública en general son imparables"