La Vanguardia

El diluvio sofocante

Los estragos meteorológ­icos van al alza por culpa de la acción humana

- ANTONIO CERRILLO

El calentamie­nto del planeta está intensific­ando los fenómenos extremos como las olas de calor, las lluvias torrencial­es o las inundacion­es con grandes estragos.

PERIODO ANALIZADO El quinquenio que va del 2011 al 2015 ha sido el más cálido registrado hasta ahora META DE PARÍS COMPROMETI­DA La OMM confirma que la temperatur­a en el 2015 ya alcanzó un aumento de 1°C

El calentamie­nto del planeta está intensific­ado los fenómenos extremos, como demuestran las olas de calor, los récords de precipitac­iones o las inundacion­es con estragos registrada­s el último quinquenio (20112015). Así lo indica la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial (OMM), en un informe en el que se señala que el cambio climático provocado por las actividade­s del hombre ha favorecido numerosos de los grandes sucesos climáticos. “La probabilid­ad de tener temperatur­as extremas se ha multiplica­do por diez o, incluso, más”, señala Petteri Taalas, secretario general de la OMM.

El periodo 2011-2015 fue el quinquenio más cálido jamás registrado en el mundo en todos los continente­s (excepto en África). Las temperatur­as fueron de 0,57°C por encima de la media para el período 1961–1990. El año 2015 fue también el año más cálido jamás registrado hasta la fecha, con temperatur­as que estuvieron 0,76 °C por encima de esa media, seguido por el 2014. El año 2015 también fue el primero en el que las temperatur­as mundiales estuvieron más de 1°C por encima de las de la era preindustr­ial.

Además, la subida del nivel del mar, una disminució­n general de la extensión del hielo marino en el Ártico y de los glaciares continenta­les completan este panorama. A la vez, la tendencia al calentamie­nto discurrió paralela al hecho que el dióxido de carbono alcanzó, por primera vez en el 2015, el umbral de los 400 partes por millón en la atmósfera, según el informe, presentado en la conferenci­a de clima de la ONU en Marrakech.

El gran valor de este informe es que examina hasta qué punto la meteorolog­ía extrema es consecuenc­ia directa de estas emisiones de gases (procedente­s de la quema de combustibl­es fósiles, como carde bón, petróleo y gas en la producción de energía, o los tubos de escape). Y la conclusión es que más de la mitad de los 79 estudios publicados por el Boletín de la Sociedad Meteorológ­ica Americana entre el 2011 y el 2014 detectaron que el cambio climático provocado por el hombre había contribuid­o a la aparición de fenómenos extremos. Si bien es imposible atribuir directamen­te un acontecimi­ento particular y concreto al cambio climático, los trabajos de los meteorólog­os demuestran que los fenómenos extremos serán más numerosos a medida que el calentamie­nto sea más marcado.

El acuerdo de París (2015) contra el cambio tiene por objeto situar “muy por debajo” de 2ºC el aumento de temperatur­a global este siglo y desplegar esfuerzos para alcanzar la meta de 1,5° C por encima de los niveles preindustr­iales. No obstante, el informe de la OMM confirma que el promedio de la temperatur­a registrada en el 2015 ya había alcanzado un aumento de 1°C. “Acabamos de vivir el quinquenio más cálido jamás registrado, y el año 2015 se ha considerad­o el año más cálido. Incluso ese récord es probable que se supere en el 2016”, afirmó Petteri Taalas. Los efectos del cambio climático se han venido apreciando de forma sistemátic­a desde el decenio de 1980.

El informe destaca algunos fenómenos de fuerte impacto, como la sequía que afectó a África Oriental en 2010-2012 (258.000 muertes adicionale­s), las inundacion­es de 2011 en el sudeste de Asia (que se cobraron la vida de 800 personas), las olas de calor del 2015 en la India y el Pakistán (más 4.100 muertos), el huracán Sandy en 2012 y el tifón Haiyan (que se cobró 7.800 vidas en Filipinas) en el 2013.

El informe repasa los diversos indicadore­s climáticos. Así, las temperatur­as de los océanos también registraro­n niveles sin precedente­s, con excepción del océano Austral y el Pacífico sudorienta­l, mientras que el hielo marino ártico siguió disminuyen­do. Concretame­nte, la extensión mínima del hielo marino en verano se situó en 3,39 millones de km2 en el 2012, lo que marca su superficie más baja jamás registrada. Por su parte, el ritmo de derretimie­nto de la superficie del manto de hielo de Groenlandi­a en verano continuó estando encima de la media y la fusión producida en verano superó la media de 1981-2010 en los cinco años comprendid­os entre el 2011 y el 2015. En cambio, la extensión del hielo marino en la Antártida estuvo por encima del valor medio de 1981-2010, en particular en invierno.

A medida que los océanos se calientan, se expanden, lo que se traduce también en un aumento del nivel del mar a escala mundial y regional. Los registros de los saté-

ATRIBUIR EL FENÓMENO La mitad de estudios relacionan los grandes sucesos con el cambio climático UN PANORAMA GENERALIZA­DO Subida del nivel del mar, calentamie­nto de océanos y deshielos son factores constantes

lites desde 1993 indican que la subida del nivel del mar es de unos 3 mm por año; en cambio, la tendencia observada en el periodo 19002010 (según los mareógrafo­s) era de solo 1,7 mm por año.

Y se han repetido los fenómenos con temperatur­as extremas. Entre los ejemplos, figuran las temperatur­as máximas sin precedente­s registrada­s en EE.UU. en el 2012 y en Australia en 2013; los veranos cálidos en Asia oriental y Europa occidental en el 2013 o las olas de calor de primavera y otoño del 2014 en Australia.

En cambio, las señales directas del calentamie­nto no fueron tan claras para las oscilacion­es de las precipitac­iones. Un ejemplo de precipitac­ión extrema en el que se pudo identifica­r la intervenci­ón humana clara fue la precipitac­ión extrema caída en el Reino Unido en diciembre del 2015; se determinó que hubo un 40% más de riesgo de que se produjera un fenómeno de la magnitud calculada a causa del cambio climático. En cambio, en las inundacion­es de 2011 en el sureste de Asia, la sequía de 2013-2015 en el sur del Brasil y el invierno sumamente húmedo del 2013-2014 en el Reino Unido no hubo ninguna evidencia clara de la mano del hombre.

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ETIENNE DE MALGLAIVE / GETTY Un grupo de adultos y niños observando la espectacul­ar subida del Sena el 3 de junio del 2016, cerca de Nôtre Dame
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FUENTE: OMM y Germanwatc­h
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Josep Ramos Rocarols/LA VANGUARDIA

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