Revés parlamentario para Orbán por los refugiados
El primer ministro húngaro no logra aprobar su reforma
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, sufrió ayer un segundo revés –en este caso fue en el Parlamento– a sus planes de vetar el reasentamiento de refugiados en el país, después de un primer contratiempo en el referéndum sobre el tema del 2 de octubre, que resultó inválido por falta de quórum. Ayer en Budapest, el partido gubernamental, Fidesz, intentó que los diputados aprobaran una enmienda a la Constitución para prohibir que lleguen refugiados al país sin autorización explícita del Parlamento (es decir, un desafío directo a las cuotas de distribución de solicitantes de asilo de la UE).
No lo logró, aunque por poco. La propuesta de modificación constitucional consiguió los 131 votos de los diputados de Fidesz (el Parlamento magiar tiene 199 escaños), por lo que se quedó a las puertas de la mayoría de dos tercios necesaria –le faltaron dos votos– para salir adelante. Todos los partidos de la oposición, incluido el ultraderechista Jobbik, se abstuvieron (65 votos), y tres parlamentarios independientes votaron en contra, informa Efe desde Budapest.
El partido Jobbik, favorable a la reforma porque encaja en su línea ideológica xenófoba, boicoteó la votación porque la modificación planteada por Fidesz no le basta. De hecho, había condicionado su voto afirmativo a que el Gobierno suprimiera un régimen de permisos de residencia especiales –instaurado en 2013–, que se conceden a extranjeros no comunitarios si compran 250.000 euros en unos bonos especiales del Estado húngaro. En la práctica, los beneficiarios suelen ser ricos inversores rusos, chinos y árabes, informa Afp.
“La reunión de la presidencia de Fidesz decidirá si se presenta de nuevo (la enmienda)”, dijo el primer ministro, Viktor Orbán, tras la sesión parlamentaria, según el portal Index. En un segundo intento, el partido gubernamental podría obtener el apoyo de Jobbik si accede a la exigencia de eliminar esos permisos de residencia. Varios analistas advirtieron que ahora Fidesz podría argumentar que Jobbik, pese a haberse manifestado a favor de la enmienda, finalmente “traicionó” a los ciudadanos en la votación.
Viktor Orbán, en el poder desde 2010 tras ser reelegido en 2014, se prepara para las elecciones de 2018, con Jobbik como único rival peligroso. En los últimos tiempos, ha centrado gran parte de su política en el rechazo al sistema de reubicación de refugiados pactado hace más de un año por la UE. Sabedor de que ese enfoque le reporta apoyos en amplias capas de la población magiar, se niega a darse por vencido, a pesar del rechazo parlamentario de ayer, y a pesar de que el referéndum del 2 de octubre no fue válido por falta de participación (según la ley húngara, se necesita el 50% más uno de votos). Ese día, aunque el 98,3% de quienes acudieron a las urnas votaron no a las cuotas de refugiados, la participación se quedó en el 44%.
La campaña por el no en el referéndum que lanzó Fidesz fue muy agresiva y de corte xenófobo, con carteles en las calles que vinculaban a los migrantes con el terrorismo, la violencia o el desempleo. Apelaba también al hecho de que unos 400.000 refugiados transitaron por Hungría en 2015, antes de que Orbán instalara vallas en las fronteras.
Pese a que el referéndum no fue válido, Orbán anunció que tramitaría una prohibición por vía parlamentaria, para hacer valer la voluntad de los 3,3 millones de húngaros que votaron no. Hungría tiene casi 10 millones de habitantes, y estaban llamados a las urnas 8,3 millones.
Orbán ya tuvo una amarga victoria al no ser válido por falta de quórum su referéndum sobre cuotas de la UE