Traficantes con 12 millas de ventaja
La misión de la UE para la lucha contra el tráfico de migrantes se topa con la imposibilidad de entrar en aguas de Libia
La misión aeronáutica de la Unión Europea en el Mediterráneo central, Eunavfor Med Sophia, no alcanzará una eficacia plena mientras no se consiga el acuerdo internacional que permita a las embarcaciones que participan en ella adentrarse en las 12 millas náuticas de soberanía libia en persecución y represión de las redes criminales que trafican con migrantes. Irrumpir en aguas de Libia es la aspiración compartida por la inmensa mayoría de los efectivos españoles que participan en dicha misión. Con ello, creen, se salvarían más vidas y se cumpliría el mandato de Bruselas de acabar con el tráfico.
Mientras ese momento no llega y ante la negativa de las dispersas autoridades libias de permitir el acceso de los barcos de guerra de la Unión Europea a sus aguas, en octubre se inició un programa de adiestramiento de un incipiente servicio libio de guardacostas cuyo progreso resulta tan incierto como el avance mismo del estado fallido en que se ha convertido Libia, con dos gobiernos enfrentados. Aunque nadie lo exprese en voz alta, el escepticismo sobre la efectividad de esa campaña de instrucción a los futuros guardacostas libios cunde entre los miembros de la tripulación de la fragata
Navarra desplazada a Sicilia dentro de la Eunavfor Med Sophia.
Esta misión europea, en la que participa España desde el pasado año, tiene como objetivo la destrucción del modelo de negocio de los traficantes de migrantes y conseguir así salvar vidas. Su objetivo no es el rescate, solo que ante una emergencia humanitaria de tal envergadura las leyes del mar y la moral obligan a actuar. Y en la Navarra se emplean a fondo en ello. La configuración de la fragata ha sufrido varias modificaciones para poder atender la avalancha de emergencias. La tripulación ha llegado a rescatar del mar a 700 náufragos en un día. En el centro de información y combate de la Navarra, el oscuro cerebro del buque donde predomina la luz azul, el jefe de operaciones, el teniente de navío Carlos Dupuy, explica que se avistan con frecuencia falsos pescadores que esperan en alta mar a que alguna embarcación proceda al rescate de un grupo de migrantes para después “llevarse de vuelta a la costa las embarcaciones abandonadas mediante su arrastre”. “Cuando se ven descubiertos, cortan el cabo y huyen”, remata este oficial de la Armada. Entonces, se adentran en las 12 millas y ya nada se puede hacer sino esperar que vuelvan a aparecer otro día en aguas internacionales. La foto de sus rostros habrá sido enviada, eso sí, al centro de mando de la operación ubicado en la actualidad en el portaviones italiano Garibaldi.
Las lanchas neumáticas recuperadas por la misión de la UE son destruidas por los marineros y los motores, subidos a bordo para su posterior inutilización en tierra. Si pudiera llegarse a aguas libias, del mismo modo que se hizo en Mauritania durante la crisis de los cayucos, el trabajo de los traficantes se vería muy limitado, al creer de los militares destinados en el mar.
La fragata española ‘Navarra’, desplazada a Sicilia, participa de forma activa en la Eunavfor Med Sophia