Brexit reforzado
Su proteccionismo y política de inmigración agradan a May
El líder del UKIP Nigel Farage, compañero de armas en el populismo nacionalista de ultraderecha y abanderado de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, fue el primer líder británico en felicitar a Donald Trump.
GOBIERNO Londres confía en arrancar al nuevo presidente un rápido tratado comercial OPOSICIÓN El laborista Corbyn dice que el triunfo del republicano muestra “el fracaso del sistema”
Era lógico que el líder del UKIP Nigel Farage, compañero de armas en el populismo nacionalista de ultraderecha, fuera el primer líder británico en felicitar a Donald Trump. Al fin y al cabo, el Brexit ha vuelto a ganar, esta vez al otro lado del Atlántico. Porque el próximo presidente de los Estados Unidos representa muchos de los mismos valores que la versión más dura del divorcio con la UE: el odio al inmigrante, la xenofobia, el rechazo a la globalización, la mano dura, el cierre de fronteras, el proteccionismo comercial y la nostalgia de un pasado que ya no existe.
Muchos miembros del Gobierno británico se han llevado las manos a la cabeza con la victoria de Trump, pero políticamente no se trata de una mala noticia para Theresa May, más bien lo contrario. En Washington se va a encontrar con un alma populista gemela, con alguien que entiende su deseo de dar un portazo a Europa, y al mundo si hace falta, su opinión de que Gran Bretaña es “el mejor país sobre la faz de la tierra” (después de Estados Unidos, por supuesto) y de que “Inglaterra para los ingleses”. Y que está predispuesto a negociar con Londres un tratado comercial rápido y beneficioso.
La primera ministra, siendo responsable de Interior, criticó públicamente a Trump por su propuesta de no dejar entrar a los musulmanes en el país, y sus declaraciones de que “en Londres hay barrios que ni siquiera la policía se atreve a pisar”. Pero eso era antes, y ahora es ahora. En un comunicado, dio la enhorabuena al ganador, recordó la existencia de una “relación especial basada en la democracia, la libertad y el espíritu de empresa”, y se mostró segura de la colaboración “en materia de defensa, comercio y seguridad”. En cambio el líder laborista, Jeremy Corbyn, dijo que el resultado de las elecciones norteamericanas “es consecuencia del fracaso estrepitoso del sistema económico imperante”, y el ex premier escocés Alex Salmond comentó que el político republicano “es encantador cuando se sale con la suya, pero muy peligroso cuando no es así”.
El Brexit ha vuelto a ganar a través de Trump, porque las razones del triunfo del republicano son las mismas por las que los ingleses y galeses –escoceses y norirlandeses votaron en contra– decidieron el pasado 23 de junio salir de la Unión Europea. Hay demasiada gente descontenta con el sistema, que no ve futuro ni para ellos ni para sus hijos, y que está dispuesta a apoyar opciones arriesgadas. Históricamente, después de la revolución industrial, la aristocracia y las clases dirigentes británicas se las habían ingeniado para dar a los pobres en forma de beneficios sociales lo suficiente para que permanecieran tranquilos, y pudieran tomarse todos los días dos o tres pintas en el pub aunque estuvieran parados. Pero ese equilibrio se ha roto, a ambos lados del charco.
En la historia las cosas ocurren a veces con efecto retardado, y lo que estamos viendo son las consecuencias no ya sólo del colapso de Lehman Brothers, la consiguiente crisis financiera y la austeridad, sino de la caída del muro de Berlín y la desaparición del comunismo como contrapeso ideológico. Al fin y al cabo Reagan y Thatcher ya fueron pareja transatlántica de baile mucho antes que Trump y May.