Los republicanos blindan su hegemonía en el Capitolio
Está por ver si los buenos resultados unen un partido profundamente dividido
La jugada les salió perfecta. Donald Trump no sólo arrasó en las presidenciales, sino que gobernará cómodamente durante al menos dos años después de que el Partido Republicano renovara el martes sus mayorías en las dos cámaras del Congreso, la Cámara de Representantes y el Senado, en las elecciones legislativas que se celebraban en paralelo. Tendrá mucho más fácil cumplir con sus promesas de deshacer el principal legado de Barack Obama: la reforma sanitaria, la inmigratoria, endurecer el control de las armas, combatir el cambio climático y eliminar acuerdos comerciales de la talla del tratado de Libre Comercio de América del Norte.
“Es una gran noche para los republicanos, prueba que podemos conseguir todo lo que nos propongamos”, celebró el presidente del partido, Reince Priebus.
Y no es para menos: hace nueve años que el Grand Old Party (GOP) no controla el ejecutivo y el legislativo a la vez. Es sólo la sexta ocasión en la historia moderna del país que domina todas las esferas del poder.
Las desprestigiadas casas de encuestas auguraban que renovarían la Cámara de Representantes sin problemas (lo hicieron por 239 frente a 193), pero que los demócratas tenían opciones de recuperar el Senado a través de estados como Florida o Carolina del Norte. Al final sólo les arañaron un escaño, en Illinois. A falta de recontar los votos finales de Nuevo Hampshire, los republicanos conservan 51 de los 100 sitios de la Cámara Alta, una ventaja que podría crecer en las próximas legislativas –2018–, cuando entre el tercio de los senadores que estarán en juego se encontrarán algunos escaños demócratas en feudos republicanos como Dakota del Norte, Misuri o Montana.
“Hemos ganado más escaños de los que nadie esperaba y en parte es gracias a Donald Trump. Él ha sabido escuchar las voces que nadie más escuchaba”, dijo ayer el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, considerado hasta ahora la autoridad de la cúpula republica- na. Su posición, sin embargo, se podría revisar por las tensiones que ha manifestado con Trump a lo largo de la campaña. Al final le ha acabado apoyando, pero no está claro cómo será su relación ni si se podrán poner de acuerdo en sus hondas discrepancias, como la inmigración y los acuerdos comerciales.
Por su parte el veterano candidato republicano en el 2008, John McCain, volvió a salir elegido senador por Arizona con una cómoda victoria. McCain, al que Trump ha atacado personalmente por haber sido preso en Vietnam, retiró el apoyo al magnate cuando ya tenía una ligera ventaja en su estado, que puede llegar a ser decisivo en el futuro por la creciente población hispana. También renovó sus seis años de mandato como senador por Florida el aspirante republicano Marco Rubio, que se volvió a presentar tras prometer y prometer que volvería a la esfera privada al retirarse del proceso de primarias con unos pésimos resultados. Contra todo pronóstico, Robert Pormant (Ohio) fue uno de los legisladores que ganó con mayor holgura, así como con el histórico Chuck Grassley en Iowa.
La hegemonía republicana será todavía mayor cuando el Senado confirme al candidato trumpista para el Tribunal Supremo, una opción que, según ha dicho durante la campaña, será “ultraconservadora”. Tendrá vía libre para retroceder en asuntos clave como el matrimonio homosexual, el aborto o la ley de inmigración. Sin embargo, la profunda división en el partido podría complicar las cosas. Desde hace unos años, el Congreso está secuestrado por el bloqueo de una minoría muy conservadora. Aunque ha acabado dando el beneplácito a Trump en el último momento, sus tensiones personales con algunos de los reelegidos le complicarán las propuestas más controvertidas de su campaña. Está por ver si con esta mayoría el partido cierra filas con su presidente o si le sigue dando la espalda.
En una noche para olvidar, los demócratas consiguieron que Catherine Cortez-Masto lograra conservar el escaño en Nevada del hasta ahora líder de la minoría, el carismático Harry Reid, que se retiraba tras décadas en el Senado. Con ella EE.UU. contará con la primera senadora latina de la historia.
“Hemos ganado más escaños de los que nadie esperaba gracias a Donald Trump”
John McCain (Arizona) y Marco Rubio (Florida) son reelegidos en el Senado