Govern y CUP llegan a un principio de acuerdo sobre el presupuesto
La propuesta sobre presión fiscal no incluye cambios ni en el IRPF ni en sucesiones
Ni el Govern ni la CUP quieren hablar específicamente de preacuerdo, pero lo cierto es que han cerrado, después de semanas de negociaciones, una propuesta fiscal para las cuentas del 2017 que ha de permitir tramitarlas en el Parlament. No obstante, aún no se puede hablar de acuerdo con todas las letras, ya que, además de que el texto sigue abierto a posibles modificaciones, la militancia cupera tiene que avalar la propuesta en un consejo político (máximo órgano decisorio por detrás de la asamblea general) que se reunirá el sábado en Artés si no hay cambios de última hora.
Previamente, las asambleas territoriales de la CUP habrán de debatir el texto. Ayer miércoles ya se celebraron las primeras y entre hoy y el viernes tendrán lugar las siguientes. Las propuestas tendrían que contemplarse en la ley de Medidas Fiscales y Financieras, conocida como ley de Acompañamientos de los Presupuestos. Si se acepta la tramitación en el Parlament, los límites de gastos y de ingresos no se podrán modificar, un hecho que en la anterior negociación, la de los presupuestos del 2016, esgrimió la CUP para no retirar la enmienda a la totalidad.
Las negociaciones han llegado a un punto en que los cuperos han rebajado notablemente sus pretensiones y el Govern ha accedido a presentar y modificar algunos im- puestos ya existentes. Aunque no ha trascendido mucho sobre el contenido del documento, fuentes conocedoras de las negociaciones aseguran que, en principio, ni la reforma del IRPF, ni el impuesto sobre el patrimonio, ni el de sucesiones se modificarán, si bien fuentes de Economia confirman que el Ejecutivo catalán y la CUP han pensado una nueva carga impositiva sobre las grandes fortunas.
Lo que sí es seguro es la inclusión de tributos con “externalidades negativas”, como los que gravarán su impacto medioambiental. En este paquete se incluiría el impuesto a las nucleares, por los residuos que producen, o el impuesto sobre grandes superficies comerciales, por la cantidad de desplazamientos en vehículo que provocan. O el impuesto sobre bebidas azucaradas, con el que el Departament d’Economia que dirige Oriol Junqueras espera recaudar cerca de 35 millones de euros.
De todos modos, una cosa es tramitar los presupuestos y otra aprobarlos. Si el consejo político de la CUP acaba admitiendo la tramitación en el Parlament, se superará un primer estadio en las negociaciones que daría paso al debate en una comisión para su definitiva aprobación que promete ser mucho más dura que la anterior etapa. Y es que los cuperos harán todo lo posible para que se refleje el esfuerzo fiscal en medidas de cariz social.
Desde que Carles Puigdemont anunció el 8 de junio la cuestión de confianza, y desde el cambio de secretariado nacional de la CUP en agosto, los anticapitalistas han mostrado una mayor predisposición al acuerdo. Puigdemont reclamó forjar “una cadena de confianzas” que, de momento, parece cumplirse. Anteayer, Neus Munté, portavoz del Govern, ya dejó entrever con un “van a toda máquina” que las negociaciones estaban encauzadas. De hecho, en un documento interno de la CUP que La
Vanguardia detalló el sábado, los cuperos admitían: “Seguimos entendiendo que las premisas de excepcionalidad pueden dar lugar en determinadas condiciones a un apoyo a los presupuestos presentados por JxSí”. Y se asumía que “la CUP puede llegar a apoyar los números si son herramienta de ruptura”.
El consejo político de los cuperos prevé decidir el sábado si avala el proyecto de cuentas del 2017