Vidas y bienes culturales
Suena mal, al menos a mis oídos, que se aplauda a bombo y platillo que el 99% de los bienes culturales de Siria se hayan podido salvar cuando tantas vidas humanas no se han preservado y cuando tantas otras irán sucumbiendo irremisiblemente. ¿Cómo se entiende que se puedan salvaguardar los monumentos y no las personas? Por un lado, objetos milenarios de incalculable valor fuera de peligro o en vías de restauración; por otro, hombres y mujeres valiosos por y para sí mismos que han muerto, no aptos para la restitución ni para la restauración.
Duele a los ojos, al menos a los míos, leer en la prensa o ver por la televisión o por internet que los jefes de gobierno de países implicados en la guerra de Siria se reúnen ostentosamente en un gran salón para discutir cómo y cuándo podrían poner fin a la guerra. En este caso hablamos de la guerra de Siria, pero podría ser la de cualquier otra región del planeta. Mientras los capitostes –sentados alrededor de una mesa, a menudo con jarrones de flores al fondo– deliberan sobre las formas, las condiciones y los plazos, las bombas van cayendo a lo lejos inmisericordes. Se pacta un alto el fuego para dentro de cinco días y durante una semana. ¡Uf, qué alivio!... Hasta que se reanuden los combates habrá un pasillo para la ayuda humanitaria, quizás un receso en la reposición y el tráfico de armas, una pausa en la creación y el engrosamiento de la deuda contraída con los fabricantes y los comerciantes.
Sorprende que a estas alturas de la historia de la humanidad todavía se continúe obedeciendo mansamente la orden de ir a la guerra, de matar a mansalva en nombre de unos u otros, de los que no empuñan directamente las ametralladoras ni pilotan los bombarderos. Invasiones por interés económico, ideologías como cobertura, fanatismo inductor de atrocidades, y siempre los corderos vestidos de soldados empuñando las armas y la población civil como víctima propiciatoria.
¿Por qué no se ha salvado el 99% de seres humanos de Siria, de Irak, de Libia, de Sudán...? ¿No se ha puesto suficiente cuidado en ello? Muy lamentable, puesto que no podrán ser exhibidos en ningún museo, no podremos celebrar su supervivencia ni enorgullecernos de los esfuerzos invertidos en salvarlos, a diferencia de los realizados en defensa del patrimonio cultural de la humanidad. Funesta omisión.