Barcelona limitará con dureza el uso de patinetes y ‘segways’
Un nueva ordenanza restringirá el año que viene la circulación de ingenios eléctricos
Los guiris borrachos no harán más eses a lomos de patinetes eléctricos sobre las aceras del paseo Joan de Borbó. Y las señoras mayores no darán grandes respingos a su paso. El gobierno de la alcaldesa Ada Colau ultima una dura ordenanza destinada a regular la circulación de segways, patinetes y demás armatostes eléctricos que tanto pululan por Barcelona. La concejal de Movilidad, Mercedes Vidal, detalló ayer que muy pronto ninguno de estos nuevos trastos podrá circular por las aceras. Únicamente estarán autorizados a rodar sobre los carriles bici, los viales de plataforma única, los parques públicos y, en el caso de los más potentes, por las calles 30. Además, los menores de 16 años no podrán hacer uso de estos aparatos en el espacio público. Sólo los vehículos más grandes podrán hacerlo por las calzadas, excepto por aquecuando, llas más transitadas, como Balmes, Aragó, Gran Via...
Este texto también trata de regular la circulación de trixies, triciclos con gran maletero y otros vehículos de pedales que cada vez más se emplean con fines lúdicos y también para el transporte de mercancías.
Ahora, comunes y socialistas han de buscar entre los grupos políticos de la oposición los apoyos necesarios para que el texto pueda entrar en vigor a principios del año que viene. El principal objetivo de la nueva ordenanza, abundó la edil Vidal, es poner fin a los problemas de convivencia que la proliferación de estos nuevos medios de transporte viene ocasionando en muchos barrios de la ciudad desde hace varios años. Los turistas que los alquilen verán aún más restringidas sus posibilidades de diversión. Siempre tendrán que ir acompañados de un guía.
Pero el Ayuntamiento no quiere desincentivar entre la ciudadanía el uso cotidiano de unos nuevos medios de transporte muy limpios y sostenibles. De modo que las restricciones que planea el gobierno municipal se endurecerán cuando estos ingenios sean alquilados, en definitiva, se empleen con fines principalmente lúdicos. En estos casos los usuarios deberán circular con cascos y en grupos de hasta seis personas junto a un guía y siempre por unas rutas concretas que los técnicos municipales aún están terminando de definir. Si un visitante quiere rodar por el resto de la ciudad, tendrá que hacerlo en un grupo de, como mucho, dos personas, y también deberá ir junto a un guía. Además, en estos casos en los que media una transacción económica los seguros serán obligatorios. La propuesta normativa abre una puerta a que los diferentes distritos puedan implantar restricciones aún más duras, tanto en la circulación de estos artilugios como en la apertura de negocios dedicados a su alquiler. Ello se hace pensando sobre todo en el de Ciutat Vella.
La nueva norma aún tiene que perfilarse, recortar unos flecos que abren la puerta a la picaresca. Por ejemplo, dado que la administración sólo recomienda el registro de estos ingenios, y no lo obliga, cualquiera que haya alquilado uno puede decir al policía municipal de turno que ese trasto es de su propiedad, que puede circular libremente sin guía ni seguro ni casco. Aun así, el nuevo texto viene a cubrir una vacío legal y administrativo que ya se antojaba ridículo. ¿Sabían que hoy por hoy, a pesar de la sucesión de negocios que cualquiera puede contemplar caminando por el paseo Colom, el alquiler de patinetes eléctricos es una actividad no regulada, que en verdad es del todo alegal? Además, la propuesta se articula de modo que la continua aparición de nuevos trastos no la desfase. Y es que a cada rato aparece rodando un nuevo modelo.
EN PRO DE LA CONVIVENCIA La norma intenta poner fin a los conflictos ocasionados sobre todo en Ciutat Vella VACÍO LEGAL Y ADMINISTRATIVO El Ayuntamiento trata de regular una actividad comercial creciente y falta de control