Torero siberiano
Dmitri Hvorostovsky
Lugar y fecha: Liceu (6/11/2016)
Ambiente de fans, expectación y muchas rusas para ver a Dmitri Hvorostovsky, el barítono ruso más mediático del último medio siglo, quien no había vuelto al Liceu desde su debut como Silvio de
Pagliacci de Leoncavallo, hace ya 25 años. Le lanzó al estrellato la mítica final del concurso de canto de Cardiff de 1989, donde venció a Bryn Terfel y se perfiló con su personalidad como cantante favorito y de éxito. Su actual estado de salud, convaleciente de un tumor cerebral, refuerzan la sensación de estar ante un cantante excepcional. Le acompañó una Orquestra del Liceu que lució chispa a las órdenes del debutante en el teatro Mikhail Tatarnikov, vibrante sobretodo en piezas rusas y con unos metales de gran rendimiento.
La primera parte centrada en el repertorio ruso, del que es un fantástico embajador, mostró lo mejor del cantante. Voz de timbre oscuro, linea de canto cuidada y una inquebrantable riqueza y homogeneidad del registro, que lució sobretodo en La Dama de Picas de Chaikovski, con una balada de Tomsky, teatral e incisiva; o en esa preciosa aria de Aleko de Rachmaninov, de la que firmó una creación con agudo firme y desahogado, coronada con el aria del Príncipe Igor de Borodin, solemne y fraseada con gran expresividad.
En la segunda parte, más italiana, acusó cierto cansancio en el exigente Cortigiani del Rigoletto verdiano, aunque como Posa demostró todavía la nobleza de una voz compacta, y acabó con Votre
toast Toreador de la Carmen de Bizet, más impulsiva que heroica. Gran ovación y varios ramos del público, a los que respondió con una eufórica Ochi chyornye (ojos negros) final.