Los fantasmas del Mineirao
El Brasil de Neymar regresa contra la Argentina de Messi al escenario del 1-7 ante Alemania
En la tribuna de prensa los periodistas no daban abasto. Casi ni podían apuntar el relato de los goles a vuelapluma porque antes de acabar de tomar notas ya se había vuelto a mover el marcador. En seis minutos, del 23 al 29, Alemania había metido cuatro tantos y se escapaba 0-5. El partido acabaría 1-7, una de las mayores humillaciones de la historia del fútbol y, sin duda, la vergüenza más grande protagonizada por la selección brasileña. El episodio se produjo en las semifinales del Mundial de Brasil, el 8 de julio del 2014. Esta noche (00.45 horas, Cuatro) la canarinha regresa por primera vez al estadio Mineirao de Belo Horizonte, escenario de aquel partido que jamás se podrá olvidar. Lo hace para medirse a su archirival Argentina en las eliminatorias para el Mundial 2018, o lo que es lo mismo un duelo en la cumbre entre los barcelonistas Neymar y Messi.
Neymar también estuvo presente aquel día del 2014, pero lo que más se notó fue su ausencia. El crack blaugrana no pudo disputar el encuentro al caer lesionado en cuartos de final contra Colombia. Era el faro absoluto de Brasil, su líder, su guía y casi lo único que se podía aprovechar de la seleçao entrenada, con más pasión que criterio futbolístico, por Luiz Felipe Scolari. Ese fatídico día para los brasileños su equipo cantó el himno más fuerte y más alto que los alemanes, sus ánimos sobre el campo antes de empezar fueron furibundos. Estaban tan motivados que no se dieron cuenta de que lo importante era el balón. No podían olvidar a Neymar y mientras los jugadores formaban para la posteridad en la foto de la alineación sostenían una camiseta con el nombre y el dorsal del barcelonista. La grada del Mineirao, repleta de esperanza (había corrido la cerveza en las horas previas) pasó del posible carnaval al funeral deportivo. El rostro de los aficionados trocó de la alegría a la incredulidad y de la incredulidad a la tristeza. Hubo seguidores que se marcharon ya al descanso. Y al final, cuando se había ido todo el mundo, todavía en la televisión de la zona de prensa se podía ver una imagen con el nombre de las dos selecciones y el marcador definitivo. Uno de los pocos brasileños que dio la cara aquel día fue el madridista Marcelo, que ahora quiere la revancha, aunque no sea contra Alemania. “En cada convocatoria, me digo: ‘Voy a tratar de limpiar mi nombre y el de la selección’. Y todos los que estaban en aquella semifinal piensan lo mismo”, opina el lateral izquierdo.
Si se cumplen los pronósticos la alineación del seleccionador Tite contará con tres futbolistas que participaron en la debacle ante
LA CONFESIÓN DE MARCELO “En cada convocatoria me digo: ‘Voy a tratar de limpiar mi nombre y el de la selección’”
UN ESTADIO GAFE En 1975 y en 2014 Brasil sufrió dos derrotas clave en el Mineirao pero no ha caído en casa en las eliminatorias
Alemania: Marcelo, Fernandinho y Paulinho. “No tenemos un trauma, encaramos el partido frente a Argentina con el pecho abierto”, expresa este último. “Claro que es una cicatriz que queda”, admite el centrocampista Renato Augusto. “Una victoria, con una gran actuación y contra un rival fuerte, en el Mineirao, puede ser un paso definitivo en la recuperación del equipo brasileño y el fin del luto, aunque no sea contra Alemania ni por goleada”, ha escrito el exjugador Tostão en el diario Folha de São Paulo.
En aquella derrota el capitán fue David Luiz. Esta vez el brazalete lo llevará Dani Alves, que homenajeará a Carlos Alberto Torres, capitán en el Mundial de 1970 y que falleció hace unos días. El exblaugrana lucirá el 4, el número de Carlos Alberto. Brasil llega con muchas menos urgencias que Argentina ya que los brasileños son primeros y la albiceleste va sexta pero los locales necesitan exorcizar sus fantasmas. Nunca han perdido en casa un partido de eliminatorias mundialistas pero claro tampoco habían caído en ningún encuentro oficial en su campo entre 1975 (ante Perú en la Copa América) y 2014. Sí, los dos partidos se jugaron donde el de hoy: el Mineirao.