Interpol elige al viceministro chino de Seguridad como nuevo presidente
Interpol, la organización internacional de la policía criminal, estará dirigida los próximos cuatro años por el viceministro chino de Seguridad Pública. Una elección controvertida que ha provocado recelos en las organizaciones de derechos humanos, dados los intentos de China en usar Interpol para detener a disidentes y refugiados en el extranjero.
Meng Hongwei, viceministro de Seguridad Pública de China desde el año 2004, fue elegido para presidir Interpol durante los próximos cuatro años en la reunión anual que los representantes policiales de los 190 países miembros han celebrado en la isla indonesia de Bali. Con su nombramiento se convierte en el primer chino que presidirá esta organización internacional y sustituye en el cargo a la responsable de la policía judicial francesa, Mireille Ballestrazzi. Su elección ha suscitado la inquietud internacional debido a la campaña que mantiene Pekín para repatriar disidentes o fugitivos que viven en otros países. “Es extraordinariamente preocupante, dada la larga práctica de China de intentar usar Interpol para detener a disidentes y refugiados en el extranjero”, señaló Nicholas Bequelin, director para Asia Oriental de Amnistía Internacional, en su cuenta de Twitter.
Y es que en la designación de Meng confluyen varios factores que provocan desconfianza. Por una parte se ha producido mientras en China existe una intensa campaña contra la corrupción, los activistas pro derechos humanos y cualquier voz crítica contra el Gobierno. Una iniciativa que busca la colaboración de otros países para que extraditen a aquellas personas consideradas sospechosas.
A ello se suma que se trata de un alto funcionario del régimen comunista que era el segundo de a bordo del poderoso ministerio de Seguridad Pública, que engloba la supervisión de la policía, la Justicia y las tareas de espionaje. Un departamento que tiene un papel fundamental en la lucha contra la corrupción que impulsa el presidente chino, Xi Jinping.
En los últimos tiempos, Pekín ha impulsado la llamada operación Cielos limpios, que aspira a repatriar a los ciudadanos chinos sospechosos de corrupción que han huido del país. Hasta finales de septiembre, 409 de ellos habían sido extraditados al país, según la agencia Xinhua,
Pekín topa, sin embargo con la reticencia de muchos países occidentales, que no quieren colaborar ni firmar tratados de extradición, ante las sospechas de malos tratos que denuncian las organizaciones pro derechos humanos y la negativa china a proporcionar pruebas de los delitos.