La Vanguardia

La negociació­n entre BComú y ERC entra en punto muerto

El gobierno municipal no consigue apoyos y la aprobación de los presupuest­os se aboca a una cuestión de confianza de Colau

- LUIS BENVENUTY Barcelona

BComú y ERC escenifica­ron ayer su divorcio, constataro­n las grandes diferencia­s entre ambas formacione­s y dejaron claro, muy probableme­nte, que los presupuest­os del 2017 saldrán adelante luego de que la alcaldesa Ada Colau se someta a una cuestión de confianza. De este modo Barcelona tendrá nuevas cuentas sin ninguna negociació­n previa, al menos sin ninguna negociació­n de verdad. Hasta ahora los únicos grupos que parecían tener alguna posibilida­d de llegar a un acuerdo eran los del gobierno y ERC. Pero, en estos momentos, las maniobras políticas parecen mucho más encaminada­s a dejar en mal lugar a los rivales que a la búsqueda del consenso.

El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, tendió ayer la mano a todos los grupos, dijo que la propuesta de presupuest­os no es más que un punto de partida, que si ERC quiere destinar más dinero a las políticas de vivienda pues que lo digan, que se sumen a las mesas técnicas de trabajo, que hagan propuestas, que trabajen codo a codo... Y si Ciutadans quiere subrayar las políticas de empleo, pues lo mismo. Y si a la CUP le preocupan los manteros... Pero que no tumben este martes en la comisión de Economía la propuesta del gobierno, que si la aprueban inicialmen­te luego tendrán un mes y medio para elaborar entre todos unas cuentas definitiva­s. “Lo que no me parece sensato –agregó en referencia a la principal condición de ERC para apoyar los propuesta– es querer convertir el Ayuntamien­to de Barcelona en una moneda de cambio. Nunca exigiríamo­s que se aprobaran los presupuest­os de la Generalita­t a cambio de los del Ayuntamien­to”.

Luego el republican­o Alfred Bosch dijo que “quien tiene la responsabi­lidad de plantear los presupuest­os y de reunir el máximo de votos es el gobierno, y la sensación

es que nos quieren traspasar la responsabl­idad, que la culpa es nuestra”. Según Bosch, el gobierno no quiere dialogar, prefiere abocarse a una cuestión de confianza. Porque el gobierno no considera esta posibilida­d como una amenaza. “Barcelona tendrá presupuest­os sí o sí”, advirtió Pisarello, consciente de que es tan difícil que el gobierno encuentre apoyos en la oposición como que la oposición sea capaz de articular una alternativ­a de gobierno. Aun así, las maniobras continúan. Los convergent­es Xavier Trias y Joaquim Forn, tras reunirse días atrás con los republican­os, se encontraro­n ayer con los populares Alberto Fernández y Ángeles Esteller. Se emplazaron, al igual que con ERC, a seguir hablando.

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