Diapasón abandonado
Lorenzo cierra una era en Yamaha con 3 títulos y 43 triunfos en 9 años
Jorge Lorenzo se despide de su etapa en Yamaha mediante un comunicado en el que agradece el cariño y el esfuerzo de sus mecánicos y expresa su reconocimiento a Lin Jarvis, el hombre que no ha sabido (o tal vez querido) retenerlo.
Me voy con la cabeza bien alta, con la conciencia tranquila de haberlo dado todo en cada entrenamiento y en cada carrera”, se despedía por escrito Jorge Lorenzo de Yamaha en un comunicado sentido con agradecimientos “al cariño y al esfuerzo” de sus mecánicos, y una cortés gratitud a Lin Jarvis, el hombre que no supo (o no quiso) retenerlo, por darle la “oportunidad de entrar al equipo de fábrica” allá por
el 2006, cuando tenía 19 años y todavía no había logrado su primer título de 250cc. Fue el único guiño al jefe. Mañana, en Cheste, en el adiós del Mundial 2016, Lorenzo cierra su etapa azul, fructífera y bullanguera: 9 temporadas, 156 GP, con 3 títulos mundiales, 43 victorias, 106 podios, 38 poles y 27 mejores vueltas. Una barbaridad.
“Una parte de mí está un poco triste. Nueve años son muchos, siempre con el mismo equipo y la misma gente, y una moto que siempre ha sido competitiva, que siempre me ha dado la oportunidad de luchar por títulos y ganar carreras cada año. Será difícil, será emotivo”, comentaba Jorge Lorenzo a las puertas de su despedida. El adiós a un tercio de su vida, más de la mitad de su carrera deportiva. Yamaha es el equipo con el que entró en la élite, en el que creció, el que le permitió ser tricampeón, pero también el que no supo darle cariño para retenerlo, mimarlo y convertirlo en su piloto referente. Prefirió a Valentino Rossi, su gran rival y su principal fuente de motivación, leyenda viva de los diapasones, aunque con fecha de caducidad más próxima.
En el cómputo global, para Lorenzo “han sido nueve años fantásticos; son irrepetibles, inolvidables”. En el recuerdo quedarán sus complicados comienzos, desde aquella presentación del equipo en Turín en febrero del 2008, ninguneado por Rossi en público, su aprendizaje a base de caídas (China, Assen), el muro que le levantó en el garaje su vecino, hasta sus gestas, sus carrerones, sus tres coronas (2010, 2012 y el sufrido y emocionante 2015) y su salida con una relación tensa con Jarvis y sobre todo con Rossi, con el que dejó de hablarse en otoño del 2015.
De su relación con el italiano prefiere no abundar. Estrategia para no darle importancia. “Hemos aprendido mucho el uno del otro y ahora, en diferentes equipos, lo podremos aplicar en la pista”, decía el balear. Más locuaz se mostraba Valentino, que admitía lo innegable: “Aunque fuera de la pista la relación ha sido difícil la mayor parte del tiempo, dentro hemos sido muy fuertes, hemos ganado muchas carreras, hemos estado delante y hemos sido campeones. Ha sido un poco difícil de gestionar, pero es el precio que se tenía que pagar por tener dos pilotos muy fuertes”, reconocía el italiano, que a partir de ahora tendrá de compañero a Maverick Viñales.
Lorenzo quiere despedirse de Yamaha en Cheste con una victoria. “Sería bonito hacer este último regalo a los que han confiado en mí”, comentaba Jorge, consciente de haber vivido un último año irregular, con problemas de neumáticos, sin confianza para pilotar en agua y varias caídas que lo descolgaron del título a medio curso. “Me hubiera gustado ganar más títulos, pero 43 victorias y 38 poles son números muy buenos. Estoy muy orgulloso de entrar en la élite de pilotos de la historia de Yamaha”.
Ayer Lorenzo lideró los dos primeros ensayos en Cheste, delante de Rossi y Márquez, sus grandes rivales estos 9 cursos en Yamaha. En su nueva etapa roja está por ver.
LA DESPEDIDA DE LORENZO “Será difícil y emotivo; nueve años son muchos, con el mismo equipo y la misma moto competitiva”
EL REALISMO DE ROSSI “Nuestra relación ha sido difícil de gestionar, pero es el precio que pagar por tener dos pilotos fuertes”