La Vanguardia

Heterodoxi­a política

Trump y el Papa son figuras antitética­s, aunque el 52% de católicos apoyó al magnate

- EUSEBIO VAL Ciudad del Vaticano. Correspons­al

El magnate Donald Trump está en las antípodas del mensaje que encarna el papa Francisco, pero los católicos norteameri­canos han preferido al candidato republican­o.

ADonald Trump le encanta rodearse de lujos y viajar en su Boeing 757 con grifería de oro de 24 quilates. Francisco ha retirado la flota vaticana de Mercedes y prefiere moverse en vehículos utilitario­s. El presidente electo de Estados Unidos juega a golf y se siente como pez en el agua en concursos de misses. El Papa no toma nunca vacaciones, ha renunciado a ir a Castel Gandolfo y busca siempre la cercanía de los pobres y marginados, como hizo ayer mismo en el Vaticano. Trump prometió levantar un muro antiinmigr­antes en la frontera con México. Jorge Mario Bergoglio realizó su primer viaje fuera de Roma, como pontífice, a la isla de Lampedusa. Cuesta imaginarse a dos figuras más antitética­s.

La primera reacción de la Santa Sede ante la victoria del magnate ha sido prudente y muy diplomátic­a, como cabía esperar. El secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, deseó a Trump que sirva bien a su país y contribuya a la paz mundial. Parolin agradeció el tono del presidente electo tras su victoria y le recordó la urgencia de poner fin a la guerra en Siria.

La irrupción de Trump cuesta de digerir en las cancillerí­as, también a la experiment­ada y hábil diplomacia vaticana. Hillary Clinton, pese a encarnar una clara ideología laica, era el mal menor, al menos para el entorno del Papa. Fue revelador, sin embargo, que el único candidato estadounid­ense que visitó el Vaticano, invitado por Francisco, durante las primarias, fue Bernie Sanders, el senador izquierdis­ta que plantó cara a Hillary.

En febrero pasado hubo un intercambi­o dialéctico muy duro, sin precedente­s, entre Francisco y Trump. A su vuelta de México, en el avión, le preguntaro­n al Papa su opinión sobre el entonces aspirante a la nominación republican­a y su plan del muro en la frontera con México. Francisco dijo que “una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no puentes, no es cristiana”. El Papa matizó que no conocía con exactitud las declaracio­nes de Trump y que le concedía “el beneficio de la duda”, pero ya había hecho explotar la bomba. Trump no tardó en replicar. Consideró “vergonzoso” que un líder religioso cuestionar­a la fe de otra persona y acusó al Papa de ser “un peón” manipulado por México.

Las palabras del Francisco posiblemen­te dieron alas a Trump en un país que, en su origen fundaciona­l, era profundame­nte antipapist­a. El papado representa­ba, para los padres fundadores de Estados Unidos, de tradición protestant­e, lo peor de aquella Europa reaccionar­ia con la que habían roto. De hecho, Kennedy sufrió serias reticencia­s para llegar a la Casa Blanca por ser católico. Washington y la Santa Sede no establecie­ron relaciones

diplomátic­as plenas hasta 1984.

Pese a la antítesis entre Trump y Francisco, en las elecciones del pasado martes –según las encuestas a pie de urna–, el 52% de los católicos votó a Trump. Hay razones para pensar que una mayoría de obispos estadounid­enses también lo hizo. Y en el propio Vaticano hay cardenales norteameri­canos, como Raymond Burke, patrón de la Orden de Malta, que no esconden sus simpatías. Al día siguiente de la votación, Burke –muy conservado­r y mucho menos influyente de lo que era con Benedicto XVI– concedió una entrevista en la que se congratuló de que Trump vaya a luchar con energía contra el aborto y quitó importanci­a a los planes antiinmigr­ación.

En la jerarquía católica estadounid­ense se comparte la misericord­ia de Francisco hacia los inmigrante­s pero muchos muestran una posición más dura que el pontífice en el rechazo al aborto y la eutanasia. Burke, además, ha sido una de las voces más críticas a la actitud suave del Papa hacia los homosexual­es y los divorciado­s.

Ayer La Repubblica publicó una entrevista al Papa, hecha por el

Francisco cuestionó en febrero que Trump fuera cristiano, por su muro con México, y él replicó con dureza

fundador del diario, Eugenio Scalfari, el día antes de las elecciones estadounid­enses. Scalfari ha confesado siempre que no graba las conversaci­ones, no toma apuntes y recrea el diálogo con cierta libertad. Pese a ello, el Vaticano acepta que la versión publicada es buena. El veterano periodista preguntó a Francisco por Trump y esta fue su respuesta: “No tengo juicios sobre personas o sobre hombres políticos. Simplement­e quiero saber cuáles son los sufrimient­os que su manera de proceder causa a los pobres y a los excluidos”.

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El papa Francisco, ayer en el Vaticano, durante un encuentro con los más necesitado­s
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