No vamos bien
En una tira de Quino, Mafalda mira al firmamento una noche y exclama “¡Suertudos!” a los otros mundos de ahí afuera. Y este pensamiento tal vez es el que ahora tienen todas las personas honestas del mundo. ¡Qué suerte poder irnos de este planeta! Y es que el gran depredador de la humanidad es el mismo ser humano. Quizás la historia tiene estos avances y retrocesos de manera cíclica, no lo sé. Por un lado, la ciencia y la técnica han avanzado de manera que no lo había hecho nunca antes, la esperanza de vida ha aumentado considerablemente –no en todos los países, por cierto– y el mundo se ha hecho más pequeño por las nuevas comunicaciones. Pero existe un gran desnivel entre las ventajas de todos esos descubrimientos y el empobrecimiento del pensamiento filosófico. Y no se trata de aprender toda la filosofía que hay escrita, sino de aprender a filosofar, a ejercer el pensamiento y a razonar sobre todas las cosas que son realmente importantes: el sentido de la vida, la justicia, la ética, la moral, la verdad, la mesura, la generosidad, la comunicación con los demás.
Pero después del resultado de las elecciones en EE.UU., parece que la gente descontenta y convertida en masa airada ha votado a un personaje que durante su campaña ha dicho barbaridades contra todos. Vulgar y grotesco, grosero y machista, multimillonario vete a saber cómo, ha hecho de agitador de las masas y con su odio visceral ha convocado a un odio general. No vamos bien. Ese discurso es el más fácil de creer porque atiza las ascuas del descontentamiento que las políticas neoliberales han ido incubando año tras año. Y el odio así exaltado siempre funciona como un conglomerado de las frustraciones personales. Pero una cosa es ganar una elecciones y otra muy distinta es ganar un país gobernándolo, aunque mientras tanto ir viendo lo que pasa puede ser una buena sacudida social.
Pues Europa tendrá que ponerse las pilas rápidamente, no puede haber más contagio de la extrema derecha desde el otro lado del Atlántico, y es necesario que estos 500 millones de personas que la habitamos tengamos muy presente la destrucción que esta corriente ha hecho en su historia.