‘¡E la nave va!’
Enrique Valentí, ante los fogones de nuevo, en el Marea Alta
Desde el puente de mando del Marea Alta se divisa una panorámica de 360º de Barcelona. Las cocinas de este nuevo restaurante se sitúan en el piso 25 de la torre Drassanes. El chef escudriña los fogones, revisa las ollas y controla las cocciones de las brasas como haría un buen capitán en una delicada maniobra al frente de su nave: cualquier detalle es importante, cualquier error puede ser fatal.
Pero Enrique Valentí es un chef experimentado en anteriores singladuras. Ahora con un local espectacular y unos medios envidiables, ha recalado a orillas del Mediterráneo.
La cocina del Marea Alta gira en torno a los productos del mar. Valentí ha apostado, como no podía ser de otra manera, por la cocina marinera. Trabajada con esa intencionalidad elegantemente creativa de este conocido chef. La carta se compone de tres hojas independientes con propuestas bien diferenciadas. En la primera, platos para compartir y producto muy fresco, siempre con un toque Valentí: boquerones, quisquillas, almejas, mejillones. En la segunda, guisos y algunos pescados elaborados con gracia y soltura profesional. En la tercera, las piezas de la lonja: rodaballo, rape, lenguado, kokotxas guisadas sin complejos, o simplemente a la brasa.
Hay que reconocer el valor de Valentí en esta apuesta. Hemos podido recorrer, en algunas visitas, la mayoría de las recetas. Las hay buenas, otras muy buenas y algunas excepcionales, como las espardenyes al txacolí y huevo poché, que se ligan delante del comensal, resultando un pil pil sorprendente y gustoso. O el ajo blanco con jurel marinado, plato frío que puede convertirse, por su complejidad, en plato principal.
Valentí aporta todo esto en su repertorio. Maneja los vinagres, el pimentón, los aliños, los adobos y los escabeches con impecable pericia, convirtiendo la experiencia del Marea Alta en mucho más que un buen restaurante de pescado con vistas.
Una merecida fiesta para los que se desplazan a este recién botado transatlántico en Colón.