Los libros del hermano Wolfgang
Los anaqueles guardaban libros antiguos, preciosos, insustituibles. Algunos se conservaban allí desde la década de 1780, cuando ingresó en la Gran Logia de Austria un músico al que los masones llaman “nuestro querido hermano Wolfgang Amadeus Mozart”: quién sabe si alguno de ellos le sirvió de inspiración. Pero en 1938 los nazis entraron en la biblioteca de la organización y las SS se llevaron su tesoro intelectual. Ahora, la Biblioteca Estatal de Baviera ha devuelto a sus legítimos dueños 27 volúmenes, los únicos que por ahora se han podido recuperar de este saqueo.
Los nazis no sólo persiguieron hombres: también eran enemigos de la lucidez. Sus hogueras se llevaron por delante libros, que para ellos eran tan peligrosos como las balas, no fuera a ser que alguien los leyera y le diera por pensar. Este pánico a la crítica intelectual no era privativo de ellos. Lo hizo también la Inquisición, con sus registros de obras prohibidas, muchas sacrificadas a en la pira. Millán Astray dijo aquello de “muera la inteligencia”. Y los medios recogen periódicamente cómo los integristas islámicos destruyen obras de arte como el patrimonio arqueológico de Palmira. Que no quede nada, que muera la memoria y la letra, que lo único que valga es lo suyo, sean quien sean. Que nadie razone.
En el caso del nazismo, sus tentáculos no se limitaron al Holocausto judío: también persiguieron a sus opositores en Alemania, a los izquierdistas, a los gitanos, o a los médica o mentalmente considerados inferiores. Y también pusieron su diana sobre los masones, a los que incluían en una conspiración planetaria en complicidad con la religión mosaica. Evidentemente, sus primeros pasos se dieron en su territorio. Ya en 1934, cuando el régimen totalitario daba sus primeros pasos, la Gestapo cerró por la fuerza muchas logias masónicas, confiscando sus bienes, bibliotecas y archivos. El jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich, Reinhard Heydrich, incluyó a los masones entre los principales enemigos de la raza alemana. Suya fue la iniciativa de crear la sección especial II/111 del Servicio de Seguridad de las SS específicamente dedicado a la masonería, con las consecuencias sabidas por el conocido comportamiento de este cuerpo.
En 1938, las SS entraron en la Gran Logia de Austria, en Viena y se llevaron su biblioteca: centenares de libros, muchos de ellos antiguos, muchos de ellos únicos. Detrás de esta operación estaba Paul Heigl, un turbulento personaje que ya en 1927 publicaba folletos antisemitas. En 1933 se unió a las SS y en 1934 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Austria. Sus primeras iniciativas fueron prohibir a los judíos usar las instalaciones y despedir a 38 empleados por motivos raciales o ideológicos. Algunos expertos cuantifican su saqueo en 45.000 libros y 150.000 folletos.
La Gran Logia de Austria perdió su biblioteca; centenares de volúmenes. Pero en la Biblioteca Estatal de Baviera se quedaron 27, que ahora han sido localizados. Su actual director, Stephan Kellner, los ha devuelto a sus legítimos dueños, a los masones austriacos. En el acto de entrega, Kellner resaltó que existe el compromiso institucional de localizar y restituir la herencia de lo que la persecución nazi sustrajo a sus legítimos dueños.
Es imposible saber cuántos masones murieron durante el terror nazi, como es muy difícil conocer cuántos libros y obras de arte expoliaron. Cuando rusos y aliados entraron en Alemania encontraron parte de la rapiña: en Silesia se dio con un archivo masónico, que fue enviado a Moscú sin haberlo restituido nunca. Otros materiales se encontraron en Polonia y ahora están depositados en el Museo del Holocausto de Washington.
Paul Heilg se suicidó en Viena el 8 de abril de 1945, cuando vio que la guerra estaba perdida. Una pequeña parte de lo que robó, 27 libros, ha sido devuelto a la Gran Logia de Austria, entre ellos varios de los que leyó un músico que entonces se estaba iniciando en la orden y que para los masones era su “querido hermano Wolfgang Amadeus Mozart”.
La Biblioteca de Baviera devuelve a los masones de Austria libros incautados por los nazis Entre las 27 obras rescatadas hay varias de la época en que Mozart ingresó en la logia