La visita del hijo del hermano
El Rey llega hoy a Arabia Saudí con el objetivo de avalar la solvencia de las empresas españolas
Felipe VI será recibido por el rey Salman y por sus dos herederos, la nueva generación en el poder
El rey Felipe llega hoy a Riad sabiendo que la paciencia, la cortesía y el tiempo son básicos para establecer lazos de confianza con los señores del desierto. Su primera visita oficial a Arabia Saudí comienza esta tarde con la llegada del avión oficial de las Fuerzas Armadas al pabellón real del aeropuerto. El número de príncipes y funcionarios de alto rango y el tiempo que gasten en dar la bienvenida al monarca español marcará el tono de la visita y mostrará, de entrada, si Felipe VI es recibido además de como Rey de España, como hijo de su padre. Acompañan al jefe del Estado, los ministros de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, y de Fomento, Iñigo de la Serna.
El pabellón para las bienvenidas oficiales de Riad consta de un inmenso salón central bordeado de sillones en doble fila de los que se levantan los anfitriones, que pueden ser cientos, para saludar al visitante después de que éste haya degustado los dátiles y haya sorbido de un pequeño vaso la leche de camello de bienvenida.
El Rey conoce las formas, los usos y las costumbres saudíes, pues ya ha viajado en varias ocasiones a Arabia Saudí, la primera como príncipe en 1999. Hoy, Felipe VI llega con un programa en el que los actos más significativos son el recibimiento, la comida que el domingo le ofrecerá el rey Salman y los encuentros que mantendrá, también mañana, con el príncipe heredero, Mohamed bin Nayef, sobrino de Salman y con el segundo heredero, el príncipe Mohamed bin Salman, hijo del actual rey. Un encuentro en la embajada con los españoles residentes en Arabia Saudí, a los que dirigirá unas palabras, y una reunión con empresarios españoles y saudíes, en la que también intervendrá el Rey, completan la agenda, de las poco más de 48 horas que el Rey permanecerá en Riad.
El objetivo principal de Felipe VI es presentarse ante los saudíes como una persona de confianza y avalar con su presencia la solvencia de las empresas españolas que, en estos momentos, tienen intereses en Arabia Saudí. Los árabes solo hacen negocios con la familia y con los amigos. De momento, España tiene pendiente la firma de un contrato con Arabia Saudí por el que la empresa pública Navantia construiría cinco corbetas en astilleros españoles que garantizarían 3.000 puestos de trabajo durante cinco años. En el desierto, las entrega de la línea del AVE de Medina a La Meca que ha construido un grupo de empresas españolas está paralizada a la espera de que el consorcio chino que levanta los cortavientos solucione el problema de la arena que cubre la vías. Que el rey Salman reciba al rey Felipe como un hermano, o al menos como el hijo de un hermano, como un amigo es la señal inequívoca de que se firmará el contrato de las corbetas y que no achacan a las constructoras españolas los problemas en las vías del AVE. En el plano político, la presencia del Rey coincide con los cambios en el centro del poder saudí y el relevo generacional que encarnan los dos herederos, llamados a impulsar la apertura del régimen saudí.