Valiosas y poderosas
Qué bueno fue el discurso de la derrota de Hillary Clinton. Frente a la rabia y el desprecio que se proyectan desde otros púlpitos –algunos muy cercanos– ella envió un mensaje de fuerza y dignidad. Sobre todo para las mujeres. “Sois valiosas y sois poderosas, romperemos este techo de cristal”.
No se trata de palabras vacías, sino de una convicción profunda que se vería reflejada en su conducta pública y en sus políticas si hubiera alcanzado la presidencia del país más influyente del mundo. En cambio, prevaldrá otro modelo de comportamiento. El de un hombre que se vanagloria de acosar a modelos semidesnudas en concursos de belleza, que coquetea con niñas o utiliza el aspecto físico femenino para desacreditar a sus adversarios –“¡mira qué mujer más fea tiene tal o cual, es un perdedor!”. Los seguidores de este señor aseguran que son simples chascarrillos, opiniones personales que no influirán en sus decisiones como presidente. Lo dudamos. Porque, por muy abyectas que resulten, también se trata de convicciones profundas que inevitablemente condicionarán sus actos. La misoginia y el machismo no son propiedad exclusiva de Donald Trump, pero no cabe duda de que él, desde su posición de poder, puede contribuir a exacerbarlos. Y no sólo en su país.
Hillary Clinton arrastra una mochila. Su figura tiene claroscuros. Pero no hay duda de que se trata de una mujer inteligente, pertinaz, resiliente y ambiciosa –y bien que hace–. Lo ha intentado y ha perdido, y sin embargo deja tras de sí un legado inspirador. En efecto, somos valiosas y poderosas. Y claro que romperemos el techo de cristal. No habrá Trump que lo impida.