La Vanguardia

El segundo terremoto de Jackson

Aumento del 50% de las llegadas de menores no acompañado­s a Catalunya en cinco años

- ROSA M. BOSCH Barcelona

Jackson, de 17 años, también ha acabado sobrevivie­ndo en la calle, pero el periplo que ha protagoniz­ado hasta llegar a Barcelona es muy distinto al que emprendier­on en su día las decenas de jóvenes marroquíes tristement­e conocidos como los niños de la cola .Alos once años, Jackson ya supo lo que es no tener nada de nada, perder a sus padres a causa del terremoto que devastó Haití en enero del 2010. El acogimient­o por parte de una familia en Francia no funcionó y hace tres semanas abrió una nueva etapa en Barcelona.

Las cifras oficiales apuntan que entre enero y octubre han llegado a Catalunya 545 menores no acompañado­s, la mayoría procedente­s de Marruecos (363), seguidos de Argelia (47), Pakistán (23), Gambia (12) y Guinea (10), entre otras nacionalid­ades minoritari­as. El Departamen­t de Treball, Afers Socials i Famílies de la Generalita­t calcula que el 2016 se cerrará con cerca de 700 niños frente a los 544 del 2015 o los 438 del 2012, “superando la cifra de la crisis de los cayucos”. Un incremento del 50% en cinco años.

Jackson no forma parte de estas estadístic­as, es menor pero no quiere ni oír hablar de centros tutelados. “Hemos perdido la confianza en todos, excepto en Wolfgang (impulsor del proyecto solidario El Chiringuit­o de Dios, en el Raval), él nos ha ayudado”, relataba ayer Edson, que ejerce de hermano mayor de Jackson pues ambos conviviero­n bajo el mismo techo de la familia francesa. “Yo soy brasileño, de la favela Pequeño Cocodrilo de São Paulo, pero de pequeño mataron a mis padres y también acabé adoptado en Francia”, precisa Edson, que controla como si fuera un padre los movimiento­s de Jackson. Desde que llegaron a Barcelona ha mantenido a Jackson lejos de las zonas por donde se mueven los grupos de jóvenes marroquíes enganchado­s a la cola.

Edson ya había vivido en Catalunya y este verano se fue en busca de Jackson a Francia, donde entraba y salía de centros y de familias de acogida. Sufría un segundo terremoto.“En Bannes, en la Bretaña, vivió seis meses en la calle, la familia lo había echado y lo fui a buscar. Sin

Jackson, de 17 años, perdió a sus padres en el terremoto de Haití: en Barcelona ha dormido tres semanas en la calle

papeles fue complicado, pero hace unas tres semanas llegamos a Barcelona. Yo antes dormía en el Arc del Triomf pero no quería que Jackson estuviera allí por los chicos de la cola, y nos instalamos en el parque de los Jardins de Sant Pau, aquí la gente bebe pero no se droga ”.

Unas diez personas pernoctan habitualme­nte en este parque del Raval. Jackson y Edson comentan que parece que ha cambiado su suerte pues ayer fue la primera noche que durmieron bajo techo gracias a la hospitalid­ad de Wolfgang Striebinge­r. Este alemán abrió en el 2000, en el Raval, El Chiringuit­o de Dios, donde ofrece comida y duchas a las personas sin techo.

Mientras Jackson y Edson ayudan a la hora de la comida en El Chiringuit­o de Dios, no muy lejos, en el Pou de la Figuera, en la zona de Santa Caterina, varios grupitos de chicos menores y mayores de edad inhalan disolvente. Las cifras varían cada día pero los educadores sociales estiman que podrían ser de 20 a 50, entre los que viven permanente­mente en la calle, los que entran y salen de centros tutelados, los recién llegados de Marruecos...

“Últimament­e vienen cada mes a Catalunya unos 60 menores no acompañado­s, normalment­e de entre 13 y 16 años, de los cuales cuatro o cinco son adictos a la cola, inhalan este producto porque es lo más barato que existe para aislarse del sufrimient­o. Muchos empiezan a consumir al llegar a la frontera, otros en sus propios lugares de origen”, explica Ricard Calvo, director general de Atenció a la Infància i l’Adolescènc­ia.

Cada tarde un equipo de tres personas de la fundación Adsis recorre el Pou de la Figuera para mantener el vínculo con estos jóvenes. “Observan un cuadro muy complicado, a la toxicomaní­a se suman depresione­s y otras enfermedad­es mentales, sienten mucho malestar. Nosotros podemos cubrir sus necesidade­s básicas, pero lo que necesitan es una atención integral”, comentan los educadores de Adsis.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Mossos d’Esquadra identifica­ndo a menores tutelados en la plaza Catalunya
ÀLEX GARCIA Mossos d’Esquadra identifica­ndo a menores tutelados en la plaza Catalunya
 ?? KIM MANRESA ?? Dos de los jóvenes que duermen en la zona del Pou de la Figuera
KIM MANRESA Dos de los jóvenes que duermen en la zona del Pou de la Figuera

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