El juez archiva el caso del ‘flashmob’
El auto determina que las monitoras no cometieron delito y los daños y heridos se produjeron por la estampida
El juzgado de Sant Feliu de Guíxols ha archivado el caso del
flashmob que a principios de agosto sembró el pánico en Platja d’Aro y provocó una estampida de gente que acabó con once personas heridas por contusiones leves y ataques de ansiedad y supuso pérdidas de entre 120.000 y 150.000 euros en el sector de la hostelería.
Según el auto, las cinco monitoras alemanas, organizadoras de la performance, que reunió “a un centenar de jóvenes por el paseo del Mar” simulando la persecución de un famoso, pese a tener una “conducta desafortunada e imprudente” no cometieron ningún delito, ya que los heridos y los daños materiales fueron “consecuencia de la estampida” de ciudadanos que asemejaron la situación de tensión con al acto terrorista ocurrido el mes antes en Niza. El documento también expone que a las investigadas no se les puede juzgar por desórdenes públicos y señala que ninguna de ellas hizo “ningún acto de violencia” ni tampoco “agredió” a las personas que en ese momento se encontraban en el paseo del municipio costero.
La patronal del ocio nocturno, Fecasarm, personada como acusación particular en el caso, avanza que recorrerá el auto por la vía penal pero no descarta hacerlo también por la civil. Su letrado, Joaquim Boadas, considera que la decisión del juez es “precipitada” y reitera que “los hechos son constitutivos de delito”. “Aunque no hubo violencia física, los que tomaron parte en el
flashmob corrieron, saltaron y
La patronal de ocio nocturno, personada como acusación particular, recurrirá la decisión del juzgado
gritaron, alterando la paz del municipio, con lo cual entendemos que no es necesario que haya violencia física porque, tal como expone el Tribunal Supremo, se produzca una alteración grave de la paz social. Por eso, recurriremos ante el juzgado y la Audiencia”, señala.
Por el contrario, la abogada de las monitoras, Sònia Carbó, cree que el juez del caso, que precisamente tanto la acusación como el fiscal se oponían a su archivo, ha hecho “lo que correspondía” e insiste que “desde el principio defendimos la tesis que los hechos investigados no eran delito. Las monitoras llevaron a cabo una actividad prevista por la empresa organizadora del viaje, la compañía Ruf Reisen, que ya se había celebrado otros años, y no había intencionalidad de crear ningún desorden público”.
El letrado de la Fecasarm, en cambio, puntualiza que “aunque fuera de manera indirecta, el pánico que se desató fue por ellas porque los que participaron a la actividad daban empujones y corrían”. Boadas subraya, además, que “tal como declararon las jóvenes en el juzgado en el flashmob participaron hasta 300 personas” y lamenta que “no se ha tomado declaración a muchos de los perjudicados”.
La psicosis generada por la performance dejó, según cálculos de la Fecasarm, entre 120.000 y 150.000 euros de pérdidas para los restaurantes y locales de la zona. Según explica Boadas, también secretario general de la patronal del ocio nocturno, sumados a los daños materiales, parte de las pérdidas vinieron porque la estampida provocó una huida de los clientes de los locales de restauración, que dejaron la cena y se marcharon sin pagar.