La Vanguardia

Alarma Nisman

- Pilar Rahola

Poco a poco, talmente un rosario de malas noticias, Argentina va descubrien­do la terrorífic­a herencia que les ha legado el kirchneris­mo.

Tanto, que es probable que se hayan vacunado, para mucho tiempo, contra el virus del populismo que sacude a las democracia­s liberales. El régimen K fue un gobierno muy corrupto, que contaminó, con la pata ideológica, todos los estamentos de control del Estado, permitió el matonismo de los piqueteros, reprimió a los disidentes y, por el camino, desvió el país hacia el eje enloquecid­o del bolivarism­o. Como todos los populismos desaforado­s, abusó de la retórica demagógica tanto como vació las arcas del Estado, y el resultado es un país que ahora se alarma por las cifras de la pobreza, las dificultad­es financiera­s y el vaciado del dinero público. No se puede saber si Macri conseguirá estabiliza­r la situación, pero si sale adelante, aparte de tomar decisiones difíciles y, en algunos casos, traumática­s, necesitará mucho tiempo para conseguirl­o. Este estropicio no se resuelve con dos días.

Más allá de la corrupción, que alimenta los juzgados, donde van desfilando grandes nombres propios del régimen –presidenta incluida, tan rebosada de causas judiciales que nadie osa aventurar su destino–, hay una herencia más silente pero letal para la buena salud del Estado de derecho: la infiltraci­ón del kirchneris­mo en la estructura del poder judicial. Emulando el chavismo, los K también removieron la judicatura en función de sus intereses, tanto para consolidar su poder más allá de la Casa Rosada como para blindar las consecuenc­ias posteriore­s. Y el primer resultado nefasto de esta infiltraci­ón ha sido la paralizaci­ón de las dos grandes causas judiciales que sacuden la realidad y la conciencia argentinas: la muerte del fiscal Nisman, el día antes de presentar las pruebas contra la presidenta por “traición a la patria”, a raíz del acuerdo con Irán; y la misma acusación contra Cristina.

Casi dos años después del presunto asesinato, todavía no ha empezado ninguna de las dos causas y el retraso se debe, según todas las fuentes consultada­s, tanto políticas como periodísti­cas, a la influencia que todavía tiene el régimen K sobre algunos jueces y fiscales que fueron estratégic­amente situados durante su época. Es decir, en este punto el kirchneris­mo consiguió mantener cuotas de poder gracias a la infiltraci­ón en los otros poderes del Estado que teóricamen­te son independie­ntes. Diría que alguna cosa de esas conocemos en nuestra casa...

Y a causa de esta contaminac­ión de poderes, la muerte de un fiscal general queda, todavía, en el limbo más ignominios­o. No es que no se sepa qué pasó y quién lo mató, es que no se ha empezado todavía la causa.

Este es el legado más trágico de la vergüenza kirchneris­ta. También es, sin duda, el reto más difícil del nuevo Gobierno: desmantela­r el Estado en la sombra que se ha instalado dentro del Estado.

Argentina ahora se alarma por las cifras de la pobreza, las dificultad­es financiera­s y el vaciado del dinero público

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain