La oposición tumba el presupuesto de Colau entre reproches
La alcaldesa tendrá que someterse a una cuestión de confianza para aprobar las cuentas
El gobierno de Ada Colau confirmó ayer que no logra entablar un diálogo fructífero con la oposición, que le tumbó los presupuestos de Barcelona entre reproches y desdenes. Sólo el socialista Jaume Collboni, aliado de los comunes en el Ayuntamiento, intentó mediar, sin éxito. La alcaldesa se someterá a una cuestión de confianza, fórmula extrema que le permite aprobar las cuentas en minoría ante la imposibilidad de la oposición de forjar una alternativa.
Atención noticia: el gobierno de la alcaldesa Ada Colau y los grupos de la oposición llegaron a un acuerdo. El debate en torno a la aprobación inicial de los presupuestos municipales del año que viene se celebró ayer sin límite de tiempo. Los portavoces de las formaciones políticas pudieron hablar todo el rato que consideraron oportuno. Tenían tantas cosas que decirse... Aquello terminó como el rosario de la aurora. “Y después de este debate tan agradable en el que todos hemos hecho tantos amigos pasemos al siguiente punto...”, dijo muy irónica la presidenta de Ciutadans, Carina Mejías, oficiando de presidenta de la comisión de Economía, al término del duro y muy largo intercambio de menosprecios y reproches. En estos momentos la soledad del gobierno de BComú y PSC es más acuciante que nunca.
Todo el mundo sabía ya la oposición tumbaría los presupuestos de Colau, que abocaría a a la alcaldesa a someterse a una cuestión de confianza para sacar adelante sus cuentas, que aprovecharía la oportunidad para dar un nuevo giro de tuerca y poner aún más de manifiesto la incapacidad del gobierno para alcanzar acuerdos con quienes no son como ellos. Primero tumbaron su Plan de Acción Municipal (PAM), luego rechazaron sus ordenanzas fiscales y ayer... Al mediodía el segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, trató de marcar perfil propio y de ralentizar esta caída en picado tendiendo la mano a los concejales de CiU y de Ciutadans a fin de llegar a acuerdos. Agregó, en referencia a la CUP y a ERC, que el gobierno no puede depender de grupos minoritarios radicales ni de otros que supeditan la ciudad a otras cuestiones como los presupuestos de la Generalitat. Que el gobierno tiene que ponerse de acuerdo con quienes ya se mostraron dispuestos a hacerlo a fin de poder encarar los grandes retos de Barcelona. Lo que ocurre es que a veces no queda claro si Collboni habla como miembro del gobierno municipal o simplemente como líder de los socialistas de Barcelona. De modo que el previsible desarrollo del debate de la tarde ganó de repente muchísimo interés.
Y el primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello lo intentó. A su modo. Pero lo intentó. A pesar de que no dijo en ningún momento si corroboraba las palabras de Collboni, aunque se lo preguntaron de manera directa en numerosas ocasiones, reconoció que el gobierno tiene afinidad por llegar a acuerdos con los grupos de izquierdas, pero que, por el bien de Barcelona, “debemos ser lo menos doctrinarios posible y abrir
los espacios de dialogo a todo el mundo”. El problema es que luego, todos los grupos de la oposición, CiU, ERC, C’s, PP y la CUP le dijeron una y otra vez, y sin límite de tiempo, que en verdad no quieren hablar con nadie, que si de veras hubieran querido hacerlo no les habrían dado la información con cuentagotas, que ya están cansados de promesas incumplidas,
que están empleando la cuestión de confianza como un comodín para poder sacar adelante sus cuentas sin ceder en nada y sin negociar con nadie. Al final las promesas de buenas intenciones quedaron en un amago. Y ahora todo apunta a que el presupuesto irá al pleno de finales diciembre. Caso de que no consiga una mayoría simple se someterá
a una cuestión de confianza de la alcaldesa. Ello quiere decir que la oposición dispone de un mes para presentar un candidato a la alcaldía que cuente con el apoyo de la mayoría de concejales, de al menos 21. Si la oposición, tal y como ya se presume, no es capaz de articular una moción de censura los presupuestos se aprobarán de manera automática.
Todo apunta a que las cuentas se aprobarán a través de una cuestión de confianza a principios del 2017