La Vanguardia

Alexéi Uliukáyev

Uliukáyev es destituido por aceptar 1,8 millones de euros de la petrolera Rosneft

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

MINISTRO DE ECONOMÍA RUSO

Uliukáyev ha sido detenido en el mismo momento, según los investigad­ores, en que aceptaba un soborno de 1,8 millones de euros. Se convierte así en el funcionari­o de más rango acusado de corrupción en la Rusia postsoviét­ica.

El presidente de la patronal pone en duda que el ministro pidiera un soborno a un grupo tan próximo a Putin

La detención de todo un ministro del Gobierno ha vuelto a poner a Rusia frente a su enfermedad endémica: la corrupción. Agentes de la Agencia de Seguridad Federal (FSB, heredero del KGB) detuvieron en la noche del lunes al titular de Desarrollo Económico, Alexéi Uliukáyev, en el mismo momento, según los investigad­ores, en que aceptaba un soborno de dos millones de dólares.

No quedaba claro ayer si el ministro estaba tocando con los dedos el dinero, equivalent­e en euros a 1,8 millones. Una portavoz del Comité de Investigac­ión, Svetlana Petrenko, precisó que “se le acusa de extorsión y amenazas a representa­ntes de Rosneft”, la petrolera estatal más importante de Rusia y que fue detenido “con las manos en la masa”, en el momento “en el que aceptaba” el soborno.

El periódico Nóvaya Gazeta cita fuentes que dicen que no había billetes en ese momento. De hecho, como ha sucedido en otros casos de corrupción, las autoridade­s policiapre­sa les no difundiero­n ni vídeo ni fotografía­s.

Uliukáyev, que ayer fue llevado a un tribunal donde fue acusado, no reconoció ninguno de los hechos. El juez decretó su arresto domiciliar­io para los próximos dos meses.

La acusación sostiene que el ministro aceptó el soborno de la empresa Rosneft después de que Uliukáyev hubiese dado el visto bueno a la compra del 50 % de otra petrolera estatal, Bashneft, y de que hubiese amenazado a la primera con entorpecer la operación. De ser hallado culpable, Uliukáyev, de 60 años, podría ser condenado a una pena no superior a 15 años de cárcel. La detención se produjo después de meses en los que se le mantuvo bajo vigilancia electrónic­a, e incluso se le pinchó el teléfono.

Según la agencia Interfax, el operativo se puso en marcha en verano, cuando el FSB averiguó que el ministro amenazaba con prohibir la operación de compra si no recibía a cambio una compensaci­ón.

Cuando el Gobierno planteó la venta de la mitad de Bashneft, Alexéi Uliukáyev fue una de las voces que pusieron en duda que una em- estatal pudiese comprar parte de otra empresa estatal. Pero en septiembre apuntó que sí era viable, ya que la ley no prohibía este supuesto. La compra se materializ­ó el pasado octubre. Rosneft, que preside Ígor Sechin, un hombre muy próximo al presidente ruso, Vladímir Putin, pagó 329.700 millones de rublos (4.760 millones de euros) por el 50% de Bashneft.

El presidente Putin estaba al tanto del operativo “desde que se inició”, aseguró el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. Ayer mismo, Putin destituyó a Uliukáyev alegando “pérdida de confianza”, y sus funciones fueron sido asumidas por la viceminist­ra Yevguenia Yélina.

La detención de Uliukáyev sorprendió ayer el mundo de la política y la economía rusos. El propio Peskov señaló que “el veredicto de un tribunal sólo debe hacerse con pruebas contundent­es”. “Sería la última persona de que sospecharí­a algo semejante”, dijo a la agencia Ria Nóvosti Serguéi Shvetsov, vicegobern­ador del banco central de Rusia.

Alexánder Shojin, presidente de la Unión de Industrial­istas y Empresario­s, pone en duda el arresto. “Nadie duda de que el precio de Bashneft es un precio de mercado. Es extraño coger un soborno por aceptar el precio de mercado”, argumenta Shojin. Además, “tú tienes que estar loco si un mes después de un acuerdo que ha sido legal y aprobado políticame­nte amenazas a Rosneft y extorsiona­s a Sechin, que ahora es uno de los hombres más influyente­s en este país”.

La detención de Uliukáyev acaparó ayer los programas de noticias de los canales estatales, algunos de los cuales la emitían bajo el destacado rótulo de “Lucha contra la corrupción”. Esta, que se ha instalado en la sociedad como algo habitual, es una lacra que Rusia sigue sin vencer. Transparen­cia Internacio­nal situó a Rusia en el puesto 119, entre 167 países, en su lista de percepción de la corrupción del 2015.

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MAXIM SHEMETOV / REUTERS El ministro de Economía, Alexéi Uliukáyev, llega escoltado al tribunal de Basmanny, en Moscú, tras su detención

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