De Oslo a La Haya
El ejército cometió abusos entre el 2003 y el 2014, y también en la etapa Obama
El Tribunal Penal Internacional asegura que Estados Unidos cometió crímenes de guerra en Afganistán del 2003 al 2014, periodo que comprende la presidencia de Obama.
Más allá del cuestionamiento que supone para su mandato la victoria de Donald Trump, Barack Obama podría terminar su presidencia con una grave mancha, si se confirman las acusaciones de la fiscalía del Tribunal Penal Internacional contra Estados Unidos. En un informe publicado el martes, asegura que los estadounidenses cometieron crímenes de guerra en Afganistán entre el 2003 y el 2014, un periodo que comprende los primeros seis años del demócrata en la Casa Blanca.
Tras haber hecho un examen exhaustivo, los fiscales creen que existe “una base razonable para creer” que las fuerzas estadounidenses pudieron cometer torturas y otro tipo de maltratos en campos secretos de detención gestionados por la CIA. “Principalmente durante el periodo 2003-2004”, es decir, durante el mandato de George W. Bush, en el que también se cometieron crímenes de guerra en Irak, como en la cárcel de Abu Graib. Aunque “en algunos casos”, las torturas “continuaron hasta el 2014”, relatan en su informe.
“Miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos parecen haber sometido a tortura a 61 personas detenidas” y oficiales de la CIA al parecer hicieron lo mismo “con, al menos, otros 27” presos, sobre todo en las regiones de Kandahar y Helmand. Unos “presuntos crímenes que no fueron abusos de unos pocos individuos”, sino que se cometieron “como parte de técnicas de interrogatorio destinadas a sonsacar información” que Estados Unidos pudiera utilizar “en el conflicto de Afganistán”.
El informe subraya que también existen “razones fundadas” para creer que los talibanes cometieron igualmente “crímenes contra la humanidad y de guerra”. “Desde mayo del 2003, los grupos insurgentes han sido presuntos responsables de numerosos ataques contra objetos protegidos, incluidas escuelas, oficinas
El Pentágono y la CIA al parecer sometieron a torturas al menos a 88 presos durante los interrogatorios
gubernamentales, hospitales, mausoleos, mezquitas y organizaciones humanitarias”. También acusan al Gobierno afgano de haber cometido maltratos.
La oficina de la fiscalía del Tribunal Penal Internacional realizará inmediatamente una investigación exhaustiva sobre estos crímenes y según los resultados definitivos, podrían presentar cargos individuales y emitir órdenes de arresto. Estados Unidos, sin embargo, no es miembro de la Corte, ya que George W. Bush se opuso con fuerza cuando se creó en el 2003, para juzgar precisamente crímenes de guerra y contra la humanidad. Afganistán sí que forma parte.
De los abusos que el ejército estadounidense cometió en Irak y Afganistán durante el mandato de Bush ha habido pruebas suficientes. Además de las revelaciones de las torturas en Abu Ghraib, el Pentágono publicó en febrero 198 fotografías que demuestran el maltrato a prisioneros. Unas imágenes que muestran golpes y heridas en diversas partes del cuerpo y que salieron a la luz gracias a la batalla que la organización defensora de los dere- chos humanos ACLU llevó ante los tribunales de Estados Unidos, aunque quedan 1.800 fotografías que el Departamento de Defensa se niega a mostrar.
Oriente Próximo ha sido un quebradero de cabeza para Barack Obama durante todo su mandato, que no le ha dejado cumplir su objetivo de centrar más esfuerzos en Asia. Aunque en el 2010 retiró las últimas tropas de Irak, no ha podido hacer lo mismo en Afganistán. La situación de inseguridad que persiste en el país le ha obligado a ir retrasando sus planes.
El pasado mes de julio anunció que en enero del 2017 permanecerán sobre el terreno 8.400 militares, en vez de los 5.500 que había previsto en su anterior evaluación, hace un año. Se centrarán, fundamentalmente, en asesorar y entrenar a las fuerzas de seguridad afganas y en apoyarlas en misiones antiterroristas, más que en labores de combate. Pero no podrá cumplir su objetivo de salir del conflicto antes de que acabe su mandato.
La situación contrasta con la guerra de Siria, en la que Obama no ha querido enviar soldados sobre el terreno por las críticas internas, y se dedica a apoyar con armamento a los kurdos e insurgentes sirios que luchan contra el régimen del presidente Bashar el Asad.