La Vanguardia

Washington anuncia un nuevo alto el fuego en Yemen, y van ya siete

- Redacción y agencias MUSCAT

John Kerry, secretario de Estado de EE.UU., anunció ayer un nuevo alto el fuego en Yemen, el séptimo desde que estalló la guerra hace 20 meses. Los términos son parecidos a los anteriores y las garantías de que sirva para cimentar la paz, tan escasas como siempre.

Kerry se reunió en Muscat, la capital de Omán, con una delegación de los rebeldes hutíes y al finalizar el encuentro anunció el acuerdo para una nueva tregua a partir de mañana jueves. La única condición era que los otros bandos implicados también cesaran las hostilidad­es. Kerry aseguró que tanto Arabia Saudí como los Emiratos Árabes Unidos, principale­s actores de la coalición que lucha contra los hutíes, habían dicho que sí.

Kerry también informó de que los hutíes habían accedido a entrar en un gobierno de unidad nacional que está previsto que empiece a trabajar a final de año en una Saná protegida por una fuerza internacio­nal.

Sin embargo, el actual Gobierno yemení, reconocido por la ONU y exiliado en Arabia Saudí, manifestó que este acuerdo no va con él. Lo denunció como un intento de sellar la paz sin su consentimi­ento.

La verdad es que el presidente Mansur Hadi, exiliado en Riad, no pinta mucho. Si aún se aferra al poder es gracias a la campaña militar saudí, con bombardeos aéreos que han causado miles de víctimas.

Esta guerra, en el país más pobre de Oriente Medio, ha causado más de 10.000 muertos, unos 30.000 heridos y tres millones de desplazado­s.

Todo indica que esta última tregua se ha pactado al margen del presidente Hadi. Kerry fue a Muscat porque Omán, mediador tradiciona­l de los conflictos en la región, es un buen aliado de los hutíes y mantiene una buena relación con Irán, principal sostén de los rebeldes. El secretario de Estado había previament­e convencido a Riad de que la ofensiva aérea –que el Pentágono asesora– no basta para revertir la situación. Saná no volverá a poder de Hadi sin una fuerza expedicion­aria que se enfrente a los hutíes y sus aliados en las fuerzas armadas yemeníes.

Los hutíes ocuparon Saná en septiembre del 2014 y poco después llegaron también al puerto de Adén. La ofensiva saudí, lanzada en marzo del 2015, les ha obligado a retroceder pero no lo suficiente. Desde hace meses los dos bandos mantienen un equilibrio que parece muy difícil de decantar, sobre todo porque los saudíes no quieren enviar tropas. La única solución es política y Hadi, por muy herido que esté en su orgullo, debería entender que su posición es extremadam­ente frágil.

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