Egipto anula la pena de muerte al islamista Morsi
Absuelta también la cúpula de los Hermanos Musulmanes
El tribunal de casación egipcio ha anulado la pena capital que le había sido impuesta al expresidente Mohamed Morsi, disponiendo la apertura de un nuevo proceso. Otros destacados dirigentes de los Hermanos Musulmanes, como su jefe supremo, Mohamed Badie, –que ya encabezaba la cofradía antes de la rebelión contra el rais Mubarak y del triunfo electoral de los islamistas–, han sido también absueltos. Quedan sin embargo un centenar de personas condenadas a muerte.
La anulación significa una gran victoria para Morsi, efímero presidente elegido en las urnas tras las grandes manifestaciones de la plaza de Tahrir de El Cairo y de otras poblaciones egipcias. La sentencia había sido pronunciada el año pasado, en un juicio en el que se le acusaba de haber participado en una evasión en masa de presos durante las jornadas de la rebelión que consiguió derrocar, con la intervención del ejército, a Mubarak en enero del 2011.
Ha sido interminable esta serie de procesos desde la elección a la jefatura del Estado del exmariscal Abdul Fatah al Sisi, que no ha ejecutado ninguna de las condenas a muerte. Según un abogado de la defensa se esperaba esta anulación porque el veredicto adolecía de “vicios de forma”. El mismo tribunal debe pronunciarse la próxima semana sobre otra condena a cadena perpetua a Morsi, en un proceso distinto en el que se le acusa de haber espiado por cuenta de la organización palestina Hamas y del emirato de Qatar.
Morsi fue condenado en diferentes juicios cuatro veces, y en junio del año pasado a esta pena capital, ahora anulada. En el primer proceso, el que ha sido el único presidente civil e islamista de una república fundada por el ejército en 1952 apareció tras los barrotes de los acusados –como es costumbre en las salas egipcias– con el blanco uniforme carcelario. No quiso designar ningún abogado, proclamándose durante la vista como “el único presidente de Egipto” y recusando la legitimidad de los jueces. En el momento de la lectura del veredicto,
El fallo se interpreta como la voluntad de Al Sisi de calmar los ánimos tras aniquilar a la cofradía islamista
se puso en pie, levantado la mano derecha con los cuatro dedos alzados. Los cuatro dedos negros con el fondo amarillo son el símbolo de protesta de los islamistas contra el edulcorado golpe de Estado del general Al Sisi del 2013.
En estos años convulsos de Oriente Medio, tres presidentes árabes han aparecido ante los tribunales, desbaratando el mito de su impunidad. Primero fue Sadam Husein, condenado a pena de muerte por un tribunal iraquí bajo la ocupación estadounidense. Después Hosni Mubarak, que al final fue absuelto. Los diversos juicios contra el expresidente Morsi, a diferencia de lo que ocurrió con los del rais Mubarak, se han llevado a cabo sin cámaras.
Hay un centenar de condenados a muerte y alrededor de 40.000 detenidos, no sólo islamistas sino también liberales y laicos, en este ambiente exacerbado de caza de brujas en la guerra de Al Sisi “contra el terrorismo”. La anulación de la pena de muerte a Morsi es interpretada como la voluntad del presidente de calmar los ánimos después de haber eliminado con mano implacable y declarar “terrorista” a la cofradía de los Hermanos Musulmanes.