Santamaría amaga con el PNV un presupuesto sin el apoyo del PSOE
El portavoz vasco exige a la vicepresidenta “un cambio de actitud” hacia Euskadi
La escenografía fue más prometedora que el guión. La vicepresidenta y ministra de administraciones territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría, se reunió ayer durante algo más de una hora con el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, en un encuentro del que se habló genéricamente de los próximos presupuestos, pero del que no salió nada más fecundo que la propia celebración de la reunión. El movimiento se encuadra en una serie de gestos iniciados por la vicepresidenta que han incluido llamadas al portavoz de Podemos, Íñigo Errejón, y al del PDECat, Francesc Homs, y que, por ahora, no han arrojado otra cosecha que la de la cordialidad institucional.
“Lo que hace falta es que cese la leña, y luego veremos si hay balón para jugar el partido”, decía Aitor Esteban, aludiendo, al salir de su encuentro con Sáenz de Santamaría, a sus palabras en el debate de investidura. La reunión la propuso el día antes la propia vicepresidenta, y debía realizarse de forma discreta –así lo pactaron ambos–, pero la filtración de la entrevista hizo que una muchedumbre de periodistas esperase a Esteban a la salida de su encuentro, pendientes de un posible cambio de rasante en las relaciones entre el PP y el PNV. Pero nada de eso vio ayer el portavoz del grupo vasco: el contenido de la reunión, explicó, fue una mera aproximación general al panorama económico y a las exigencias que asume el Gobierno para las cuentas de 2017. “Le hemos dicho que hace falta otro tipo de actitud con respecto a las instituciones vascas y al hecho vasco. Y no la hemos visto en ningún momento: el viernes pasado el portavoz del gobierno vasco tuvo que señalar que había otro recurso más por parte del Gobierno español contra el vasco. Nosotros somos muy claros y cumplimos lo que decimos: si no hay un cambio de actitud con respecto al autogobierno vasco no vamos a entrar ni a discutir el presupuesto”. La cordialidad y el buen tono del encuentro, narraba a la salida el diputado del PNV, no oculta el hecho de que no se han planteado exigencias u ofertas concretas por una y otra parte, y ni siquiera hay un calendario para eventuales encuentros posteriores.
En todo caso, el gesto del Gobierno señala que el PP amaga con una senda alternativa para la aprobación de los presupuestos de 2017 que no haga perentorio el apoyo del un grupo socialista cuya dirección política sigue en precario, en tanto la gestora decide cuándo convoca el congreso. En tal sentido, y sin querer concretar ninguna acción específica como exigencia para desbloquear la situación, las palabras de Aitor Esteban tras el encuentro fueron a su esquiva manera elocuentes, al insistir en “un cambio de actitud” y remitirse a sus palabras en el discurso de investidura, en el que recordó a Mariano Rajoy la permanente litigiosidad del Gobierno central con la acción de autogobierno en Euskadi. La vicepresidenta ni siquiera le expresó a Esteban su deseo o pretensión de que el voto del PNV fuera favorable a las cuentas de 2017, “así que no descarten ustedes al PSOE”, decía el diputado. “Yo no le
La número dos del Gobierno contacta también con los portavoces de Podemos y PDECat
voy a decir al Gobierno qué tiene que hacer, porque si lo hago parece que abro la puerta a que nos digan que queremos cobrarnos algo”, pero si se produce ese tránsito, “no hará falta que lo digamos porque será noticia”, concluyó.
Soraya Sáenz de Santamaría, por su parte, enmarcó el encuentro en un nuevo paisaje de distensión institucional, y valoró el tono cordial del encuentro, a pesar de que Esteban ya entraba a la reunión molesto por la filtración de la entrevista, una revelación que sospechaba que pretendía volver el foco de la viabilidad de la legislatura sobre el PNV. Eso también explica que al salir devolviera la pelota al tejado de la Moncloa.