El color de la Guerra Civil
DMAX estrena mañana una serie documental de Minoria Absoluta donde se han coloreado imágenes del conflicto
La guerra civil española fue en color, aunque el recuerdo que se tiene sea en blanco y negro a causa de las fotografías y las grabaciones existentes. Con este objetivo, y siguiendo el camino iniciado por otras prestigiosas producciones europeas como La Segunda Guerra Mundial en color ,el canal DMAX ha querido conmemorar los 80 años de inicio del conflicto bélico con la serie documental España dividida: la Guerra Civil en color,
que se estrena mañana jueves a las 22.30 h después de haberlo hecho en pantalla grande hace pocas semanas.
DMAX apostó por la productora catalana Minoria Absoluta para llevar a cabo esta ambiciosa serie documental de tres episodios de 44 minutos cada uno, al frente de la cual están los directores Francesc Escribano y Luis Carrizo y el guionista Manel Lucas. Durante año y medio se han implicado más de 60 profesionales que han revisado 55 horas de material base para colorear más de 150.000 fotogramas. Nadie en España se había enfrentado a un trabajo como este, “así que nos lo planteamos como un reto y lo primero que hicimos fue investigar”, explica Carrizo. Contactaron con empresas que habían realizado proyectos como este para conocer los procesos “y desde aquí se hizo un planteamiento técnico y tecnológico partiendo de cero con las herramientas que hoy día tenemos, que evidentemente no son las de hace 10 o 15 años atrás”.
La coloración es compleja porque no existe un software ni un proceso automático que lo haga. “Prácticamente tienes que irte a los orígenes del cine, cuando se pintaban las películas”, añade Carrizo. “Debes plantearte cada fotograma como una imagen única. Es una combinación de ciertas técnicas y programas informáticos que cogen cada imagen en blanco y negro, la descomponen en cada uno de los elementos que se quiere colorear, para luego añadir un color y animarlo”, explica. Al principio, colorear un plano de dos segundos podía llevar hasta una semana de trabajo. Después se aceleraron los plazos. “El proceso es más o menos lento en función de la complejidad del fotograma y de la cantidad de elementos que contiene. No es lo mismo una imagen con tres elementos y una casa que un desfile de dos mil personas por la avenida Diagonal”.
El equipo llevó a cabo una gran tarea de documentación para elegir los colores más apropiados en cada caso, ya que existen pocas imágenes en color de la época. “Saber de qué color eran los tanques T-26 o los aviones Junkers ha sido una labor tan compleja, o más, que la del propio guión. El cielo es azul y la sangre roja, pero a partir de aquí todo el resto debe documentarse”, asegura Lucas, quien comenta que se desplazaron al Museo del Ejército en Toledo para ver los uniformes que aún se conservan y tener la referencia más fidedigna posible. Respecto al guión, su responsable explica que “la voluntad era servir al producto general, que era la coloración de las imágenes”. Para Lucas, el objetivo fue relatar los hechos de la manera más comprensible posible con la voluntad periodística de ordenar todos los elementos “aprovechando que con 80 años de distancia lo puedes observar con una cierta perspectiva y frialdad, que no quiere decir neutralidad ni equidistancia, sino simplemente que puedes poner un poco menos de pasión y explicar las cosas sin adjetivarlas y que cada uno haga su interpretación”.
El equipo del programa ha contado con el asesoramiento histórico de Antony Beevor: “Su libro es el punto de partida porque es un referente importante, pero no el único”. Después de los tres episodios documentales se emitirá el espacio La mirada
de los historiadores, donde una veintena de especialistas, como el mismo Beevor, Josep Fontana, Hilari Raguer, Santos Juliá, Juan Pablo Fusi, Ángel Viñas o Enrique Moradiellos, entre otros, opinan sobre lo que se ha visto en el capítulo. “De esta manera añadimos la reflexión histórica al relato”, concluye Lucas.