La Vanguardia

Reacción sobre la bocina

La España de Lopetegui evita su primera derrota con dos goles en los últimos instantes

- CARLOS NOVO Madrid

España no dio la talla en Wembley pero sacó un empate con sabor a milagro en el tiempo añadido. La roja entró en el minuto 89 perdiendo por dos goles ante una Inglaterra que había sido muy superior en el juego. Pero el fútbol tiene ese carácter que le hace imprevisib­le. En el 89 el debutante Iago Aspas se sacó de la chistera un golazo por la escuadra que parecía el gol del honor, pero el árbitro dio cinco minutos de prolongaci­ón e Isco se vistió de Sergio Ramos en el 95 para marcar el empate que estropeaba la fiesta de los pross y daba paso a la española. La roja de Julen Lopetegui seguía invicta y así lo pudo comprobar desde el palco Gerard Piqué.

Fue una noche de sabor agridulce para todos. La España de Lopetegui buscaba doctorarse en un escenario mítico como pocos. Estuvo más cerca de ser goleada que otra cosa y, sin embargo, se fue a la caseta celebrando una lección de coraje que remite al gol de Maceda sobre Alemania en la Eurocopa de 1984.

Inglaterra jugó el partido que quería. Mereció ganar con facilidad y tardará en explicarse cómo se le escapó la victoria. Si hubo un duelo de estilos, como decía la víspera Southgate, no cabe duda de que el inglés se impuso.

España puede argüir como excusa las ausencias de jugadores tan importante­s como Piqué, Ramos o Iniesta. También que Lopetegui reservó a titulares que a día de hoy parecen imprescind­ibles, como David de Gea. También puede argumentar­se que ni aun a las malas España renunció a su estilo de toque y posesión. Lo cierto es que pocas veces España pareció tan ineficaz, tan a merced de un adversario que se limitó a cumplir el plan que se sabía de antemano. Presionar en el centro del campo y salir a la contra a toda velocidad.

Inglaterra se lo pasó en grande hasta el añadido que le cambió la cara. España apenas le hizo cosquillas en todo el partido y sólo amenazó de verdad a partir del 89. Lopetegui se pasó el duelo pidiendo desde la banda que sus jugadores le dieran más velocidad al balón. Tapado Busquets, fue una sosería, incapaz de abrir el juego por las bandas, donde Vitolo y Silva naufragaro­n, abusando Thiago de los pases de seguridad.

Si España del centro de campo hacia delante fue poco hasta la salida de Aspas, su defensa estuvo peor. Íñigo Martínez demostró lo grande que le viene la camiseta de la selección. El central donostiarr­a fue una calamidad, responsabl­e directo de los dos goles ingleses. En el primero, a los ocho minutos, vendió a Reina al salir mal al cruce de Vardy, al que dejó solo ante el portero. Pepe Reina derribó al punta inglés y el penalti lo transformó Lallana. En el 2-0, al comienzo del segundo tiempo, dejó de nuevo que Vardy le ganara la posición para cabecear a bocajarro.

Como en todos los amistosos, el partido en sí parecía que duraba algo más de una hora. Luego, los cambios, con seis permitidos por equipo, podían desvirtuar­lo por completo. Los últimos minutos intensific­aron la presión española. Se defendió con orden Inglaterra, pero Aspas llevó el nerviosism­o a la grada con el gol en el 89. Isco empataría en el 95. Wembley enmudecía.

EL MEJOR Iago Aspas debutaba con ‘la roja’, marcó el primer gol y fue el más destacado del equipo de Lopetegui

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CARL RECINE / REUTERS Iago Aspas e Isco celebrando el tanto del empate, anoche en Wembley

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