Colau acusa a ERC de actuar por motivos partidistas en el presupuesto
La alcaldesa asegura que cuenta con apoyo popular: “Si pudiera, convocaría elecciones”
Ada Colau acusó ayer a ERC de impedir la aprobación del presupuesto y de pedir a cambio un apoyo a las cuentas de la Generalitat. La alcaldesa asumió que se someterá a la cuestión de confianza.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunció ayer que llevará sus presupuestos al pleno municipal ordinario del 23 de diciembre, que emplaza a los grupos de la oposición a aprovechar estas semanas para consensuar la cuentas del Consistorio, que no le da miedo someterse a una cuestión de confianza y jugarse el cargo con tal de sacarlas adelante y evitar una nueva prórroga. “Todos los concejales de este Consistorio –sentenció para criticar especialmente a los ediles de ERC– tenemos la responsabilidad de poner la ciudad por delante de cualquier otro interés. En la negativa de la oposición a tramitar las cuentas de Barcelona hay intereses partidistas que trascienden al Ayuntamiento”.
Fueron los republicanos quienes recibieron la mayor parte de las indirectas de la alcaldesa Coses lau. Ella quería que ERC fuera su socio preferente, pero se convirtió en uno de sus azotes. Los republicanos entienden que si desgastan a la alcaldesa pueden arrebatarle el timón en el 2019. Hace meses que se marcaron como objetivo erigirse como alternativa de gobierno.
La alcaldesa, también vino a decir ayer, no pretende aferrarse a la poltrona. Todo lo contrario. Colau todavía acostumbra a insinuar que no es como los demás. De hecho, subrayó, estaría dispuesta a convocar elecciones ahora mismo. Que la gente se pronuncie y decida cómo salir de este brete. Pero la ley sólo le brinda la posibilidad de someterse a una cuestión de confianza. Y ella cree que la superará, que los grupos de la oposición muy difícilmente podrán sacar adelante una moción de censura. Al menos hasta ahora no pudieron, e intere- no les faltaron. La incomunicación, y también la crispación, tal y como se constató en el debate de la comisión de Economía del martes, está instalada en la vida política barcelonesa. En la discusión de los presupuestos, de lo que menos se está hablando, es de los presupuestos.
Colau alzó ayer las cejas y destacó que ERC no tiene problemas en gobernar con BComú y PSC en el Àrea Metropolitana de Barcelona, que no entiende por qué son tan reticentes a hacerlo en el Consistorio, que a qué viene supeditar las cuentas del Ayuntamiento a las de la Generalitat. “Tenemos que dejar las batallas entre los partidos y las medias verdades. Barcelona no se puede parar. Tanto el gobierno como la oposición fuimos escogidos para resolver los problemas de la ciudadanía”. El gobierno de BComú siempre aseguró que quería tejer alianzas con las fuerzas de izquierdas, pero a la postre sólo se avinieron los socialistas. Colau nunca creyó que la CUP se convirtiera en un socio fiel, pero sí esperaba que los republicanos le facilitaran estabilidad. Tardó demasiado tiempo en darse cuenta de lo que en realidad suponía ganar unas elecciones de un modo tan ajustado. Y ahora, paradójicamente, irónicamente, caústicamente, pide la colaboración de los convergentes. “El propio Xavier Trias, con quien tengo una relación muy cordial, me confesó que nunca nos apoyarían los presupuestos, ni las ordenanzas fiscales, ni ninguna cuestión estructural, porque son los líderes de la oposición, porque tienen otro modelo de ciudad..., pero que sí podemos alcanzar acuerdos puntuales”.
Más allá de los presupuestos, más allá de las ordenanzas fiscales, Barcelona se enfrenta a grandes retos que impelen al consenso, como la aprobación del Plan Especial de Alojamientos Turísticos (Peuat) o la reforma de la ordenanza de terrazas. Colau y los suyos di-