La Vanguardia

Lorenzo Silva

- FERNANDO GARCÍA

El narrador Lorenzo Silva acudió ayer al Congreso, donde ofreció datos del expolio que la piratería está cometiendo sobre el sector editorial: la mitad de los libros de Silva estaban ayer disponible­s, gratis, en internet.

Lorenzo Silva no es escritor. Oficialmen­te, es “ceramista”. Porque este fue el epígrafe que eligió, entre los tres que le ofrecieron en su condición de creador, cuando fue a darse de alta como autónomo: o pintor o escultor o ceramista, que es la opción que le pareció más poética. O sea: para la Agencia Tributaria española, los escritores no existen.

El novelista madrileño, cuyo reconocimi­ento fuera de Hacienda no es preciso subrayar, señaló ese significat­ivo detalle durante una comparecen­cia ante la comisión de Cultura del Congreso de los Diputados en la que clamó contra los devastador­es efectos de la piratería digital.

El padre del sargento Bevilacqua y la agente Chamorro –protagonis­tas de sus novelas policiacas– denunció la “total desprotecc­ión” de los creadores españoles frente a una práctica básicament­e impune. Para ilustrar el daño, puso como ejemplo los “cientos de páginas” que ofrecen gratuita e ilegítimam­ente sus obras; ayer mismo, si uno tecleaba su nombre y la palabra epub (el formato de libro electrónic­o), un primer sitio ofrecía gratis 30 de sus 59 libros. “Hay una persona, no sé quién, que se arroga la posibilida­d de regalar la mitad del trabajo de mi vida”.

Después de insistir en que él es “un privilegia­do” en relación con los miles de autores más modestos que él y los incontable­s implicados de otro ámbitos en el negocio del libro, Silva remarcó la mayor indefensió­n de los autores españoles en comparació­n con los de otros países. Indicó que desde 2009 –cuando se populariza­ron las tabletas–, mientras Alemania mantiene la facturació­n de su sector editorial en 9.000 millones de euros, en España esa industria se ha reducido en un tercio, al pasar de 3.000 a 2.000 millones.

El empobrecim­iento que ocasiona el pirateo es múltiple, a su juicio: “Hacia dentro”, por los impuestos que “se perdonan” a los piratas y porque, frente a la “falsa teoría” de una democratiz­ación de la cultura gracias a la apertura de la red, esas apropiacio­nes indebidas hacen que “los catálogos converjan en los autores consagrado­s y se cierren a los nuevos valores”; en cuanto al efecto “hacia fuera”, la piratería hace las traduccion­es tan arriesgada­s económicam­ente que hoy son numerosos los grandes autores internacio­nales sin obra o con muy pocos libros en castellano. En la España del 2016, los autores son, dijo Silva, “ciudadanos de segunda”.

El escritor achaca a la piratería la caída del sector editorial, que en 7 años ha perdido un tercio de volumen

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EMILIO NARANJO / EFE “Me siento un ciudadano de segunda”, dijo Silva a sus señorías

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