Monet bate su propio récord en subasta: 76,5 millones
La venta es un estímulo para un mercado del arte que emite señales contradictorias
Hace 14 años que Tom Marsico, reconocido coleccionista de Denver y extensa cartera de valores, se hizo con la propiedad de un cuadro de Monet de su serie de pinturas granuladas.
Otra vez el número 14, aunque esta vez minutos, marcó la venta de este cuadro en la subasta celebrada la noche del miércoles en la sede neoyorquina de Christie’s. En la batalla por Meule o Grainstack, lienzo de tonos rosa y púrpura de 1891, se implicaron cinco interesados, cuatro pujando por teléfono y uno en sala. El mazazo se escuchó cuando el cuadro alcanzó los 76,5 millones de euros, cifra que significa un nuevo récord para un Claude Monet.
No sólo eso. Los expertos entendieron que en esta inversión también hay un estímulo a la confianza en un mercado del arte que se halla asediado en general. Una mezcla de resultados en estas subastas de otoño dejan una sensación de que, por ahora, se impone la cautela tras un periodo de tirar la casa por la ventana.
“El mercado del impresionismo está vivo y en buenas condiciones”, matizó Brooke Lampley, máxima responsable de esta área en la citada Christie’s. Además, esta serie de cuadros de Monet, considerados eternos, sin fecha de caducidad por las moras, raramente aparecen al alcance público. La última vez que se vendió una pieza de este grupo se produjo en el 2001 y salió por 13,4 millones.
Meule se puso a subasta con un precio estimado de 42,3 millones. La puja más alta la realizó Margo Rosenberg, jefa del departamento de consejos a los clientes, en nombre de un coleccionista anónimo –o chino o estadounidense, dicen– al otro lado del teléfono.
El anterior máximo precio por un Monet se logró en junio del 2008. Entonces, Le bassin aux
nympheas trepó, al cambio actual, hasta los 59,8 millones.