Obama apoya a Merkel: “Yo la votaría”
El presidente de EE.UU. alerta a Trump de que no debe entregarse a Rusia
A él nunca lo mencionó por su nombre, y a ella la llamó varias veces Angela. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a su paso por Berlín en su última gira por el extranjero antes de que termine su mandato el próximo enero, expresó su esperanza de que “el presidente electo” de su país no cultive hasta extremos inconvenientes una amistad con la Rusia de Putin, a quien acusó de vulnerar principios básicos en Siria y en Ucrania. En una rueda de prensa con aroma de despedida junto a la canciller alemana, Angela Merkel, ayer tarde en la cancillería berlinesa, Obama se esforzó por tranquilizar a los socios europeos ante la Administración republicana que liderará “el presidente electo”, o “el presidente entrante”, otras veces llamado “mi sucesor”, otras veces simplemente “él”. Sólo Merkel se permitió pronunciar el nombre del innombrable, Donald Trump.
Pero pese a mantener la compostura oficial respecto al hombre al que el próximo 20 de enero traspasará los poderes de la Casa Blanca, Obama no eludió recordarle desde el extranjero algunos asuntos, incluida la responsabilidad mundial que lleva aparejada el cargo de presidente de Estados Unidos. Así, arguyó que los países occidentales necesitan entenderse y cooperar con Rusia –“un país muy importante, una superpotencia militar y un actor muy influyente en su región y en el mundo”– para resolver problemas internacionales de calado, pero que ante situaciones como las de Siria –“ataques indiscriminados a civiles por parte de El Asad y Rusia”– y el este de Ucrania, no se puede contemporizar.
“No espero que el presidente entrante siga esta aproximación constructiva, pero sí espero que no adopte una aproximación de estricta Realpolitik, de llegar a arreglos basados sólo en intereses del momento, aunque eso signifique dañar a otras personas”, razonó. Y recordó que en la conversación que mantuvo con Trump en Washington, este le había asegurado que el compromiso de Estados Unidos con la OTAN no sufriría variaciones.
De hecho, fiel al papel de tranqui- lizador de los europeos que ejerce durante este viaje, Obama se declaró “cautamente optimista” sobre Trump en la transición de sus modos en campaña electoral a los modos de gobierno, porque el puesto de presidente de Estados Unidos implica “tales demandas y responsabilidades, no sólo en el país sino también en el mundo, que te obliga a concentrarte, te exige seriedad”. Incluso advirtió a modo de recomendación general sobre el cargo: “Y si no eres serio en el trabajo, no estarás allí mucho tiempo”.
Tanto Merkel como Obama abogaron por el mantenimiento de las sanciones a Rusia. “Esto tiene que ver con ciertos principios, que han sido mantenidos en Europa en los últimos 70 años, y con el respeto a la integridad territorial de los países”, arguyó Merkel. Sobre la guerra en Siria, la canciller se mostró categórica. “La mayoría de los refugiados huyen de El Asad, no del Estado Islámico”, afirmó la canciller, razón por la que el presidente sirio “no puede ser un aliado”.
El presidente estadounidense saliente, que estos días ha alabado a Merkel calificándola como “probablemente su socia más cercana” en sus ocho años de mandato presidencial, la colmó ayer de elogios. Afirmó que había sido “una socia
El dirigente se despide de Merkel, alabándola como “una socia extraordinaria” Ser presidente de Estados Unidos “te obliga a concentrarte, te exige seriedad”
extraordinaria”, y sobre la posibilidad de que se presente a las elecciones generales de septiembre del 2017, dijo: “Es decisión suya presentarse de nuevo o no, y luego el pueblo debe decidir. Pero si yo estuviera aquí, si yo fuera alemán y votara, la apoyaría”. Merkel lleva once años de canciller, y todos dan por sentado que concurrirá a los comicios en busca de un cuarto mandato. Se supone que lo desvelará en los próximos días; ayer “no era el momento”, repuso ella.
Desde la llegada de Obama a la Casa Blanca en enero del 2009, el aún presidente de Estados Unidos y la canciller alemana fueron desarrollando una relación estrecha, que sobrevivió al escándalo del 2013 sobre el espionaje del teléfono móvil de la canciller por la agencia estadounidense NSA, y a sus divergencias sobre cómo abordar la crisis de la deuda de Grecia. Durante la rueda de prensa, ambos mandatarios exaltaron los valores transatlánticos, la democracia, el imperio de la ley, la dignidad de las personas y el libre comercio.
Tras la rueda de prensa, la canciller y el presidente cenaron en la cancillería junto a invitados “que contribuyen a la cooperación transatlántica en sus respectivas disciplinas”, pero ya habían compartido manteles anteanoche en el céntrico hotel Adlon, donde se aloja el presidente, y desde el que se ve como a tocar de mano la puerta de Brandemburgo. En total, 2.400 policías están desplegados en el centro de la capital, que está prácticamente sitiado por el perímetro policial, lo cual no procuró ayer un día feliz a los berlineses. Encima, llovía.
Tras verse hoy en Berlín con los jefes de Estado o de Gobierno de España (Mariano Rajoy), Francia (François Hollande), Italia (Matteo Renzi) y Reino Unido (Theresa May), el presidente Barack Obama volará a Perú para participar en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), que se celebra en Lima.
Esta ha sido la sexta visita a Alemania de Obama como presidente –como candidato había acudido ya a Berlín para pronunciar un celebrado discurso en julio del 2008–, y la quinta visita queda realmente muy próxima aún en el tiempo, tanto que la dábamos por última como presidente. Fue los pasados días 24 y 25 de abril, cuando Obama acudió con Merkel a la Hannover Messe, la feria industrial más importante del mundo, en la que este año Estados Unidos era el país invitado. Antes de partir para la cena, Obama tuvo ocasión de repetir algo que ya ha había dicho en Hannover: que volverá algún día a Alemania a la Oktoberfest, y que “será más divertido hacerlo como expresidente”. En Munich habrán tomado nota.