Boris Johnson
El Gobierno italiano ridiculiza la actitud de Boris Johnson en la negociación del Brexit
JEFE DEL FOREIGN OFFICE
El ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, ha intentado infructuosamente ocultar, con un comportamiento arrogante, la absoluta falta de plan del Gobierno británico para negociar el Brexit.
La falta de preparación del Gobierno británico para la que es probablemente la decisión más trascendente de su historia moderna, la salida de la Unión Europea, no deja de asombrar a sus socios comunitarios. Londres no tenía preparado un plan de acción en caso de que ganara la opción del Brexit y sigue sin tenerlo cuando han pasado casi cinco meses desde el referéndum, a pesar de la promesa de la primera ministra, Theresa May, de activar las negociaciones de salida a primeros del 2017. En Bruselas empieza a cundir la impaciencia ante esta falta de preparación y, sobre todo, el descaro y la ligereza con que algunos miembros del Gobierno británico afrontan la negociación, como si fuera sólo la Unión quien tiene algo que perder y apenas estuvieran en juego las ventas de alcohol europeo.
Así ha relatado Carlo Calenda, ministro de Desarrollo Económico italiano, su última conversación con Boris Johnson, ministro de Asuntos Exteriores británicos: “Básicamente me dijo: ‘No quiero la libre circulación de personas, pero quiero (acceso) al mercado único’”, ha contado a la agencia Bloomberg. “De ninguna manera”, respondió Calenda. “Pues vas a poder vender menos prosecco”, replicó Johnson, como si de una venganza en toda regla se tratara. “Vale, yo venderé menos prosecco aun país pero tú venderás menos fish &
chips a 27 países”, repuso el ministro italiano. “Poner las cosas a ese nivel es un poco insultante”, considera el italiano, que tacha de “sin sentido” la petición de Johnson y otros miembros del Gobierno británico de seguir gozando de acceso al mercado único al mismo tiempo que limitan la llegada de trabajadores comunitarios.
“Hay un gran caos y no entendemos cuál es su posición”, se queja Calenda, que reclama al Gobierno británico “que se siente, ponga sus cartas sobre la mesa y negocie”. Las críticas de Calenda se suman a las lanzadas por el ministro de Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem, a la falta de honestidad de algunas ideas de Johnson, como salir de la unión aduanera y, pese a esto –que colocaría al país en una esfera de integración inferior a la de Turquía– mantener el acceso al mercado único europeo y restringir la libre circulación de personas. “Dice cosas que son intelectualmente imposibles y políticamente inalcanzables, por eso no creo que esté ofreciendo al pueblo británico una visión honesta de lo que pueden conseguir en esta negociación”, declaró en el programa Newsnight de la BBC.
El plan actual es iniciar las negociaciones de divorcio a primeros del 2017 y cerrarlas en el plazo de dos años previsto por el tratado de Lisboa, a tiempo para que los 27 países restantes celebren las elecciones al Parlamento Europeo y renueven sus instituciones ya sin el Reino Unido en el club, aunque se pacten acuerdos transitorios en determinados sectores hasta la desconexión total. La tardanza de Londres en aclarar su posición negociadora lleva a algunos en Bruselas a seguir dudando de que May vaya a lanzar las negociaciones de divorcio. De lo que no hay duda es de que puede obligar a ampliar los plazos.
Por otro lado, ayer trascendió que el UKIP (Partido de la Independencia de Reino Unido) utilizó 173.000 euros de fondos europeos de forma irregular para financiar su campaña a favor del Brexit. La financiación se usó para actos del partido e incluso sondeos, actividades que la normativa interna prohibe, según consta en un informe publicado por la prensa británica. La institución decidirá el lunes si pide al grupo político al que pertenece el UKIP la devolución de los fondos y si le penaliza impidiéndole acceder a más financiación en el futuro. Un castigo que una vez (casi) alcanzado el máximo objetivo político del partido, el Brexit, se antoja ya poco relevante.
“Yo venderé menos ‘prosecco’ a un país, pero tú venderás menos ‘fish & chips’ a 27 países” El UKIP usó fondos europeos de forma irregular para pagar sus actos a favor del Brexit