David Santaeulària
El Museo de Mataró presenta la primera retrospectiva de un pintor que participó del surrealismo de los años treinta
COMISARIO EXPOSICIÓN JAUME SANS
El Museu de Mataró Ca l’Arenas ha inaugurado la primera retrospectiva de Jaume Sans, un artista que formó parte del surrealismo catalán de los años treinta. La muestra ha sido comisariada por David Santaeulària.
Jaume Sans formó parte de los movimientos de vanguardia de los años 30 y su obra ha estado presente en cuantas exposiciones se han hecho sobre el surrealismo catalán, sin embargo nunca se le había dedicado una retrospectiva. Ahora en el museo Ca l’Arenas de Mataró se ha abierto una exposición que por primera vez plantea una revisión global de su figura. Se analiza no sólo su obra pictórica y escultórica sino incluso sus trabajos como diseñador e interiorista aficionado, y no unicamente su etapa más conocida, anterior a la Guerra Civil, sino también sus trabajos de la postguerra, la mayoría inéditos.
Para la exposición Jaume Sans (1914-1987). La seducció de les avantguardes, el comisario David Santaeulària ha podido contar con una de la obras más relevantes de su trayectoria, Camagüey hidráulico en cuclillas (1935), un óleo que fue comprado por el Museu Nacional d’Art de Catalunya e incorporado a su permanente sobre las vanguardias catalanas. Formó parte de la exposición Grup Logicofobista, una colectiva organizada en las Galeries d’Art Catalònia de Barcelona, en 1936, por Adlan. “De plena matriz surrealista, es una obra enigmática y onírica que mezcla el efecto equívoco de la perspectiva con elementos constructivos y formas sinuosas”, explica Santaeulària. En 1935, Sans había realizado su primera exposición en la misma galería junto a Ramon Marinel·lo y Eudald Serra. Las esculturas que presentó sólo son conocidas a través de fotografías, aquí reproducidas, que demuestran la modernidad y libertad de actuación de su autor. Una de ellas, Virgen románica, en la que junta una cuchara de madera, una batidora de hierro y una pieza de cerámica, influyó en Antoni Clavé, tal como este reconoció. El cartel de esa exposición, considerada la primera de carácter surrealista en Catalunya, es un collage de Salvador Ortiga donde los tres artistas aparecen vestidos de militar, prostituta y torero.
Se conservan pocas obras de ese periodo inicial, aunque en esta muestra se han rescatado varios dibujos de su colección familiar, donde se percibe la influencia de Hans Arp. Destaca un autorretrato con tan sólo 14 años en el que unas hojas de afeitar se convierten en los rizos de su pelo y un teclado de piano simula su barbilla.
Jaume Sans nació en Sitges en 1914 y pasó sus primeros años en Cuba antes de volver a esa población, donde entró en contacto con el grupo de escritores y artistas de L’Amic de les Arts, entre ellos el crítico Magí A. Cassanyes, uno de los primeros en apoyarlo. Estudió en la Escola d’Arts i Oficis de Barcelona y tuvo como maestro a Ángel Ferrant, que lo acercó a Adlan.
La Guerra Civil cortó esa carrera, como le sucedió a otros muchos artistas. Pese a que estuvo en el bando franquista, nunca se aprovechó de esta situación y en cambio más tarde formó parte del Club 49, otro activo núcleo intelectual alejado del arte oficial. En su libro de familia constaba como “comerciante”. Se dedicó a negocios inmobiliarios, aunque sin mucha fortuna, y nunca llegó a considerar el arte como su profesión. Aún así, alojó un tiempo al pintor Erwin Bechtold en su casa y en 1957 Joan Prats le organizó una exposición individual en la sala Gaspar, la única individual que hizo en vida. Las obras de este periodo de madurez se sitúan entre la abstracción constructivista y el informalismo, pero revelan de nuevo su interés por las prácticas más avanzadas. Los últimos treinta años de su vida los pasó en Cabrera, aunque a partir de 1960 prácticamente deja de pintar.
Como personaje inquieto que era, colaboró con arquitectos como Josep Pratmarsó para proyectar algunas casas y creó el interiorismo de varios bares, diseñó logotipos y mobiliario. Una lámpara de pie, una mesilla de noche y una cajonera han formado parte tras su muerte del catálogo de la firma Santa&Cole. Pero según explica su familia, para él se trataba de un entretenimiento.
En una entrevista radiofónica en 1957 confesaba: “A mí me interesan los hombres creadores, los diseñadores de aviones supersónicos, de proyectiles dirigidos, de casas maravillosas, de automóviles supersport, de inconcebibles estructuras de cemento armado, de miles de piezas mecánicas (...) No me interesan los pintores de pajar y gallinas y de naturaleza muerta con perdiz, los arquitectos que hacen neoclásico o folklore, los decorados de Chippendale o los que recrean el Renacimiento y, en general, el artista grandilocuente y monumentaloide”.
Anna Capella, directora del museo de Mataró, avanzó ayer que la exposición, abierta hasta el 12 de febrero, tendrá una segunda parte con otra en la que las pinturas de Jaume Sans dialogarán con obras de sus coetáneos y con un catálogo que fijará su trayectoria biográfica y artística. Ahora la exposición se acompaña de otra itinerante: Logicofobistes 1936. El surrealisme com a revolució de l’esperit, comisariada por Josep Miquel Garcia.
Jaume Sans nunca se consideró un artista profesional y sólo hizo una exposición individual en 1957