Desaparecido y recuperado
Una de las sorpresas del último Open House, celebrado en octubre, fue el Dipòsit del Rei Martí, una versión reducida del monumental Dipòsit de les Aigües que ahora ocupa la biblioteca de la UPF en su campus de Ciutadella. Hablamos de un depósito de aguas pluviales construido a fines del XIX en los jardines de la gaudiniana Torre de Bellesguard, olvidado y desaparecido bajo un bosque de pinos, y redescubierto por accidente debido al socavón causado por un camión que operaba en la finca.
Archikubik, el equipo barcelonés de Miquel Lacasta, Marc Chamalanch y Carmen Santana, ganó el concurso para recuperar este espacio y transformarlo en un equipamiento de uso todavía impreciso. Con buen criterio, optaron por el respeto a su traza original: seis hileras de arcos y pilares (cada 3,5 metros) de ladrillo unidas por bóvedas catalanas. Esta sala hipóstila de 600 metros cuadrados conserva pues, ya renovada, su identidad primera.
Además de consolidar y rehabilitar la estructura, Archikubik le ha añadido un suelo de madera y ha recurrido para el revestimiento de sus muros al Flexibrick, como ya hizo en los cerramientos de su aparcamiento de Saint Roch, en Montpellier. La diferencia estriba en que aquí las piezas de dicha malla no son cerámicas, sino de madera, para mejorar la acústica del local. Una iluminación de leds, con efectos dramáticos, completa la intervención en la arquería.
Dicha fidelidad al original contrasta con la entrada de la sala, que dibuja una plaza aterrazada, y también con el volumen intermedio para cafetería, instalaciones y demás servicios, ambos de nueva planta y realizados en hormigón. Merece especial atención la mencionada plaza de acceso, de hecho un nuevo espacio público, que era indispensable puesto que antes sólo se podía entrar en el depósito por una escalera de gato. En sus 400 metros de superficie predomina un lenguaje moderno y austero, al servicio de la nueva instalación y de las visuales hacia la Torre de Bellesguard.
Este nuevo equipamiento, terminado en enero y apto para conferencias y otros actos culturales, constituye un buen ejemplo de recuperación del patrimonio preexistente, tanto por la respetuosa intervención en su viejo espacio característico, como por los recién añadidos con criterios de servicio al edificio y a la ciudad. Ahora sólo falta que el Ayuntamiento rentabilice la inversión, dotando esta obra de un programa de actividades.