Pleno al quince
Cinco victorias para cerrar 2016 garantizarían al Barça un liderato con margen
Nueve partidos en el horizonte para rematar el pase a octavos de final de la Champions, alcanzar la misma ronda en la Copa y, ése es el verdadero reto del Barcelona, cerrar el año mandando en la Liga. Líderes a fin de año y sin depender de lo que suceda en el partido aplazado que tendrá el Real Madrid, debido a su participación en el Mundial de clubs. Un objetivo posible, pero que no será nada fácil.
Ni en la Liga de Campeones ni en el torneo copero es imprescindible ganarlo todo. En la Champions quedan dos partidos para alcanzar la siguiente ronda y hacerlo como primer clasificado. El trabajo más duro está hecho y sólo falta el remate. En la Copa, el Hércules, un equipo de la zona alta de Segunda B, no debería constituir más que un trámite. Pero en la Liga la clave pasa por lograr un quince de quince –ganar los cinco partidos de aquí a final de año– que permitiría alejar al Madrid a cuatro puntos, como mínimo, y mantenerse a la espera del choque en suspenso, que no deja de ser un buen desafío para los de Zinédine Zidane: la visita a Mestalla, retrasada hasta el mes de febrero. El Madrid no ha ganado en Valencia en sus dos últimas visitas (2-1 y 2-2).
Los cinco retos del pleno al quince empiezan mañana en casa ante el Málaga, probablemente el compromiso menos complicado. Pasan luego por Anoeta, donde el Barça tiene ahora mismo un balance aterrador: cinco derrotas y un empate en las últimas seis visitas. Ni Guardiola, ni Tito Vilanova, ni Martino, ni Luis Enrique, hasta el momento, han roto el maleficio. El tercer obstáculo será el clásico del Camp Nou, fundamental para avanzar al Madrid en la tabla y marcar jerarquía. Luego, la visita al Osasuna, en horario matinal, y finalmente el derbi con el Espanyol, también en el Camp Nou. Los blanquiazules no puntúan en el coliseo blaugrana desde febrero de 2009 y sólo han marcado un gol en sus últimas siete visitas.
Vista la dificultad global, incluso podría considerarse que cuatro victorias y un empate no sería un mal balance. Pero con los tropiezos que el Barça ya ha acumulado (fundamentalmente las derrotas ante el Alavés en casa y ante el Celta en Balaídos) en la Liga se anuncia imprescindible firmar un pleno al quince como vía más recta e indiscutible para cerrar el año al frente de la clasificación, situación que habitualmente suele conducir a la victoria final en el campeonato.
Se entiende pues que la recuperación de efectivos es imprescindible para afrontar con garantías esta sucesión de cinco grandes puertos de montaña que toca escalar. En el horizonte aparece algún segunda peligroso, de los que se atragantan, pero sobre todo brilla un coloso alpino, todo un Galibier, como es siempre el duelo con el Real Madrid.
El Barcelona reunió ayer a todos los internacionales menos Neymar y Suárez, que se incorporan hoy. Y con Messi al frente –que apareció y se entrenó un día antes de lo previsto– ya corretean los Ter Stegen, Busquets, Digne, Mascherano, Denis Suárez y Sergi Roberto, que han regresado de sus respectivos compromisos de selecciones.
Con Iniesta en el sprint final y Piqué entrenándose ya con regularidad, el panorama para Luis Enrique es mucho más radiante ante un bloque de nueve partidos... que en realidad son diez. Porque aún cabe considerar un décimo compromiso, el amistoso previsto para el 13 de diciembre en Qatar, la semana del Barça-Espanyol. Era el único hueco que quedaba, el único respiro posible en la sucesión de dos partidos semanales hasta la pausa navideña. Pero las exigencias contractuales no perdonan y no habrá descanso. Contando con este encuentro contra el Al Ahli se redondea así un ciclo frenético de 10 partidos en 33 días, del 19 de noviembre al 21 de diciembre.
El Barça afronta desde mañana un maratón de nueve partidos oficiales y un amistoso en 33 días Luis Enrique recupera a los internacionales y Messi, al que Apelación no perdona la tarjeta, no descansa