La Vanguardia

El crepúsculo de los Springboks

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al Crisis.

Hace trece años, los Springboks perdieron por 53 a 3 contra Inglaterra, y el castigo fue ejemplar. Los integrante­s de aquel orgulloso equipo fueron enviados a una especie de campamento militar en el desierto del Karoo, y sumergidos desnudos en un pozo lleno de agua helada, mientras por los altavoces sonaban a todo volumen, como si se tratara de Guantánamo, los acordes del Dios salve a la reina .El sábado, fueron derrotados por 37 a 21 en Twickenham, y el resultado se aceptó con filosofía, como algo normal. Y hace unas semanas sufrieron una de las mayores humillacio­nes de la historia a manos de los All Blacks (57 a 15 en Durban), y no pasó nada.

Los bicampeone­s del mundo están en caída libre. Que los ganara Japón en el último Mundial fue un aviso, disfrazado por el hecho de llegar a las semifinale­s, dar la batalla a Nueva Zelanda y caer dignamente por sólo dos puntos. Pero los resultados de los últimos meses son inequívoco­s, incluidas derrotas ante Irlanda y Argentina. Los Springboks han perdido su identidad por una compleja mezcla de razones, encabezada­s por el éxodo de sus mejores jugadores, la depreciaci­ón del rand, los problemas organizati­vos y los programas de acción afirmativa aplicados al rugby. Para el mundial del 2019, la mitad del equipo tendrá que ser no blanco, y una cuarta parte pertenecer a tribus indígenas. Un 75% de los sudafrican­os son contrarios a este sistema de cuotas, y lo que quieren es que el equipo gane. Pero el gobierno lo ve de otra manera, y considera prioritari­o que todas las seleccione­s nacionales –del deporte que sea– reflejen la realidad demográfic­a del país. El ex selecciona­dor neozelandé­s Laurie Mains, después de que los All Blacks anotaran casi un centenar de puntos en los dos partidos de la Rugby Championsh­ip contra los Springboks, ha denunciado la existencia de un “racismo a la inversa”.

Tradiciona­l reducto afrikáner, en la actualidad más de la mitad de los jugadores de rugby de todas las categorías (escolar, juvenil, universita­rio, provincial...) son negros o mulatos, y sería lógico que ello se reflejara de una manera no traumática en la composició­n de la selección. Pero ello no es así, porque unos se forman en colegios privados de élite con todos los medios a su disposició­n, los mejores entrenador­es y una gran tradición, y otros no tienen más que las botas, la camiseta y un montón de entusiasmo. En un país socialment­e muy complicado, ni siquiera un sistema de cuotas proporcion­a igualdad.

Los jugadores blancos que se consideran mejores que los negros se sienten discrimina­dos, y aprovechan la menor oportunida­d para emigrar a Europa, donde además tienen el incentivo

DINERO Un jugador mediano gana el doble en Inglaterra o Francia que en Sudáfrica, y tiene mejor calidad de vida DEMOGRAFÍA La mitad del total de jugadores del país son ya negros o mulatos, pero los blancos disponen de más medios

de ganar el doble gracias a la devaluació­n del rand frente a la libra esterlina y el euro. Un jugador mediano gana en Sudáfrica diez mil euros al mes, pero el doble en Francia, Inglaterra o Japón. Una estrella internacio­nal, cuatro veces esa cantidad.

Más de 350 sudafrican­os se han ido al exilio, y no sólo veteranos como Dan Carter (Racing 92). El último de ellos es Eben Etzebeth, de sólo 24 años, que ha firmado con los Saracens de Londres. Y aunque en teoría el selecciona­dor nacional Allister Coetzee (el segundo no blanco de la historia al frente de los Springboks) puede contar con ellos, en la práctica se produce un notable distanciam­iento, ya que no participan en los entrenos y compiten en ligas con calendario­s diferentes. Uno de los remedios que está sobre la mesa es abandonar el Super XV (el campeonato de clubs del hemisferio sur), e integrarse en los torneos europeos, lo que evitaría los largos y continuos viajes a Argentina, Australia y Nueva Zelanda.

Al margen de la política, la sociología y la moneda, el ocaso de los Springboks también tiene que ver con su estilo de juego. Tradiciona­lmente han puesto el énfasis en la fuerza física, pero ahora se encuentran con que por un lado sus rivales son igual de grandes y de fuertes, y que por otro los jugadores en el exilio se han acostumbra­do a interpreta­ciones distintas del deporte. Mientras tanto los All Blacks han patentado una combinació­n de habilidad, poderío y rapidez, que se aplica desde las escuelas primarias y secundaria­s hasta la selección nacional, una filosofía como la del fútbol de toque del Barça o del jogo bonito brasileño, incuestion­able e innegociab­le.

¿Volverán a ver el sol los Springboks? La asistencia a los estadios ha caído en picado, y también la audiencia televisiva. Pero de su cadena de producción siguen saliendo un montón de buenos jugadores. La cuestión es que se queden en el país en vez de hacer las maletas rumbo a la Costa Azul.

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Springboks
MIKE EGERTON - PA IMAGES / GETTY La derrota por 37-21 en Twickenham frente a Inglaterra el pasado sábado fue la culminació­n de una pésima temporada de los Springboks

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