La Vanguardia

Violadores maridos

- Pilar Rahola

Turquía: ¿libertad para los violadores de menores pero no para los periodista­s?”, se pregunta el Gatestone Institute, en un artículo del periodista turco Burak Bedil, miembro del Middle East Forum. Burak empieza con una afirmación lacerante: “Turquía es el país que más periodista­s encarcela del mundo”, y los datos son escalofria­ntes. Aunque cabe un matiz: en las dictaduras islamistas no se supera el récord turco porque el régimen es tan asfixiante que ningún periodista se juega la vida en el oficio. Dicho en plata, no hay más libertad en Arabia Saudí, sólo que allí los periodista­s ni lo intentan. Turquía, en cambio, aún mantiene sectores disidentes con mucha fuerza, de ahí que la represión sea tan visible.

Pero el artículo de Burak no tiene por objetivo la represión contra los periodista­s, sino la ley que Erdogan ha impulsado y que, si se aprueba, pondría en libertad a 3.000 hombres casados con menores, muchas de ellas víctimas de violación. Según la propuesta del Gobierno, cualquier delito de abuso sexual quedará impune si el violador se casa con su víctima, hasta el punto de que los pedófilos que ahora están en la cárcel serán amnistiado­s. Además, la propuesta no incluye un mínimo de edad para las víctimas, de manera que, por poner el ejemplo del propio periodista, un hombre de 60 años que ha violado a una niña de 12 quedará en libertad si se casa con ella. Si se aprueba la ley, pues, Erdogan habrá subido un eslabón más en su proceso de islamizaci­ón de Turquía, cuya democracia está siendo desmantela­da a pasos de gigante.

La cuestión es central no sólo por el horror que significa para miles de niñas –las violacione­s a menores han pasado de las 5.730 del 2005 a 16.957 en el 2015–, sino también porque se trata de una auténtica obsesión de la ideología islamista, cuya misoginia genética considera que el matrimonio con menores garantiza “la pureza” de las mujeres: cuanto más pequeñas, más virginidad asegurada... Por poner un ejemplo delirante, el clérigo Salih bin Fauzan, miembro del alto consejo religioso de Arabia Saudí, dictó una fetua en el 2011 que afirmaba que no había edad mínima para casarse y que, cita textual, “las niñas deberían ser desposadas aunque estén en la cuna”. Y el propio expresiden­te turco, Abdullah Gül, estrecho aliado de Erdogan, se casó con su mujer cuando ella tenía 15 años. Pero la ley va un paso más allá de la legalizaci­ón de los matrimonio­s con niñas, porque exime a los violadores de su culpa si consuman el matrimonio. Es decir, cualquier tipejo que quiere obligar a una niña a casarse con él sólo tiene que violarla. Y la niña no sólo habrá sido violada, sino que además recibirá el “premio” de tener por marido al violador.

Es terrorífic­o, malvado, es puro machismo violento y cruento, es lo que es, una ideología del mal. Por cierto, ¿habrá alguna manifestac­ión feminista si se aprueba la ley? Lo pregunto por incordiar.

Turquía: un hombre de 60 años que viole a una niña de 12 quedará en libertad si se casa con ella

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