Unión de seis ciudades por una mejor ley de vivienda
Los ayuntamientos están cansados de tener que dar la cara ante los vecinos cuando hay un desahucio con los pocos recursos que tienen sin prácticamente apoyo de la Generalitat. Hartas de la situación, las seis principales ciudades de la región metropolitana sellaron ayer un acuerdo institucional ante el inminente trámite parlamentario de la nueva ley de vivienda de Catalunya que debe sustituir a la ley 24/2015 de medidas para afrontar la situación de pobreza energética y emergencia habitacional, suspendida en parte por el Tribunal Constitucional.
Los gobiernos municipales exigen al Govern una ley “de máximos y no de mínimos” que dote de más recursos a los ayuntamientos, los que están “en primera línea de la trinchera”, en palabras de Ada Colau. La alcaldesa de Barcelona es-
boral. En la encuesta presentada ayer, el sueldo sigue siendo el aspecto más importante de un trabajo. Sin embargo, en este estudio el porcentaje de entrevistados que eligen esta opción se sitúa en el valor más bajo de la serie histórica (34,7%), muy lejos del que se daba antes del estallido de la crisis (55,4% en el 2006). En cambio, los horarios, la posibilidad de conciliar trabajo y familia, sube muchos enteros en las preferencias de los barceloneses: en el 2010, el 18,1% elegía esta como la primera opción; en el 2014 esa proporción había aumentado hasta el 29,6%.
La normalización de la visión que los barceloneses tienen de modelos de familias considerados no tradicionales también se refleja en la encuesta de valores. Nunca hubo tantos entrevistados que vieran con buenos ojos que una mujer decida ser madre sin tener pareja (83,7%) y que una pareja de homosexuales o de lesbianas puedan adoptar un hijo. Tres de cada cuatro barceloneses están de acuerdo con esta opción (13 puntos más que en la edición de la encuesta del año 2010).
Los barceloneses, muy mayoritariamente, están de acuerdo con conceptos tales como la eutanasia (75,9%), la homosexualidad (69,2%), la Unión Europea (62,2%), el feminismo (56,2%), el socialismo (53,6%), la despenalización de las drogas blandas (53,3%) o la independencia de Catalunya (52%). Por el contrario, también una mayoría de entrevistados rechaza la despenalización de todas las drogas (73,8%), el capitalismo (74,7%) el comunismo (74,7%), la energía nuclear (77,2%) y la pena de muerte (77,3%), que en la primera entrega de la encuesta de valores , en 1998, contaba con un 64% de detractores y un 26% de partidarios.
La familia sigue siendo, con mucha diferencia, la principal reserva de confianza de los barceloneses. Un 97,3% de los entrevistados manifiesta mucha o bastante confianza en su núcleo familiar. En el extremo opuesto, los denostados partidos políticos sólo inspiran alguna confianza a un 8% de la población. No les van a la zaga los bancos, otras entidades de las que los ciudadanos han dejado de esperar algo positivo. Únicamente el 9% de los encuestados afirma mantener la confianza en ellos.
Llama la atención, y ya es norma en muchos estudios demoscópicos recientes, la contradicción existente entre la visión que los barceloneses tienen de sí mismos y de los valores con los que se identifican y la opinión que tienen de la sociedad en su conjunto. Son muy pocas las personas que se consideran a sí mismas materialistas, sexistas, conservadoras, racistas o violentas, pero, en cambio, el 91% de los entrevistados considera que la sociedad de la que ellos forman parte es materialista; el 70,8% opina que es sexista, el 65,5% la tacha de conservadora y el 64,3% la ve racista. Y aunque el ecologismo es una ideología cada vez mejor considerada, sólo el 23,4% de los barceloneses cree que esta es una ciudad respetuosa con el medio ambiente.
REFUGIO El 97% de los barceloneses confía mucho o bastante en su núcleo familiar DENOSTADOS En cambio, sólo un 8% sigue esperando algo positivo de los partidos políticos NORMALIZACIÓN Aceptación muy mayoritaria de la adopción por parte de parejas homosexuales