Victoria’s Secret celebra su show anual en el Grand Palais de París
El gigante de la lencería Victoria’s Secret ofreció ayer su show anual en París en busca de nuevos mercados
Veinticinco años en el frente del Este convierten a cualquier periodista internacional en una especie de asilvestrado. Mientras se aficionaba a los hombres morsa en el Volga y aprendía a comer con palillos, esa especie de paleto de la globalización se perdió un montón de novedades. Hoy es como un indigente mal afeitado. No sabe quién es la Kardashian, ni Paulo Coelho y no le suenan un montón de éxitos y discos de oro.
El anuncio de que en París iba a celebrarse, anoche, el défilé de Victoria’s Secret, lo confundió con algún tipo de alarde militar conmemorativo bajo el Arco de Triunfo, hasta que alguien puesto al día se lo explicó: “Se trata del show anual de uno de los mayores fabricantes de bragas y sostenes del mundo, a cargo de las más famosas top-models y amenizado por las más brillantes celebridades musicales”.
Así avisado, el enviado especial se puso inmediatamente sus mejores calzoncillos, tomó su bloc de notas y se acercó al Grand Palais de París, escenario del evento. Primer chasco: la zona está acordonada, hay múltiples controles y la acreditación no vale. Un ambiente de guardaespaldas y perfume caro.
En su 21.ª edición este show lleno de música y color con las flacas y hambrientas modelos más famosas del mundo caminando por la pasarela (Kendall Jenner, Irina Shayk, Adriana Lima, Jasmine Tookes y otras), que no habían nacido cuando triunfaba Claudia Schiffer, será visto por millones de personas de todo el mundo. “En casi 200 países”, dicen (la ONU tiene 194 miembros). Y es la primera vez que se celebraba en París. Humm..., entonces, ¿por qué los medios franceses pasan del asunto? Cero prensa, cero telediario.
Bueno, el show de anoche, con un coste que se supone superior a los 18 millones del año pasado, se grabó ayer, pero no se transmite urbi et orbi –por la cadena estaduounidense CBS– hasta el lunes, dicen. Será entonces cuando podrá admirarse el Fantasy Bra, el sostén creado por el diseñador italiano Eddie Borgo, ornamentado con diamantes y esmeraldas por valor de tres millones de dólares que anoche lució en la pasarela Jasmine Tookes, principal musa de la actual edición, cuyas verrugas y manchas cutáneas de nacimiento desaparecen de su cuerpo a base de photoshop.
Con mucha gimnasia de última hora y alimentadas a base de zumos, el grupo de modelos-estrella, algunas con decenas de millones de seguidores en las redes sociales, llegaron a París en un flete aéreo especial el lunes, posaron con la torre Eiffel de fondo y ensayaron pasarelas, mientras Lady Gaga, The Weeknd y Bruno Mars ultimaban sus composiciones. Iban rodeadas de un enjambre de fotógrafos angloparlantes, pero también de cierta frialdad mediática local. ¿Qué ocurre?
Victoria’s Secret es un imperio de lencería, cosméticos y artículos para adolescentes que mueve 7.200 millones de euros. Comenzó en California a finales de los setenta. Su fundador, Roy Raymond, se vendió el negocio por un millón en 1982. Entonces el negocio creció como la espuma y ante ese panorama Raymond se suicidó en 1993 tirándose al Pacífico desde el Golden Gate, dice la leyenda. Hoy el imperio tiene más de un millar de tiendas repartidas por el mundo, la mayoría en Estados Unidos. En Europa tiene 103 comercios, 22 de ellos en Inglaterra. ¿Y en Francia?: una triste franquicia de 120 metros cuadrados en el aeropuerto de Orly.
La elección de París como escenario del gran espectáculo de anoche es todo menos inocente. Forma parte de una estrategia para acceder al imperio de la braga y el sostén en el mercado francés. Ese es un asunto muy serio, más alta política que alta costura, podría decirse. A Francia le quedan pocos atributos de gran potencia. Uno es la bomba atómica y el sillón en el Consejo de Seguridad de la ONU, otro es el sector aeroespacial, y otro es el lujo, lo que incluye perfumes, bolsitos, lencerías y todo tipo de vestimentas y modas. Guardando ese templo están los Chanel, Vuitton y Dior. Si en Alemania el poder fáctico es Allianz (seguros), aquí algunas de estas multinacio-
Las top-models son el caballo de Troya de una operación de entrada en el país de Chanel, Vuitton y Dior
nales del lujo controlan el panorama con un celo insospechado. Los medios de comunicación sólo comen de su pienso. “Hemos definido equipos de
test & learn (tanteo) en todos los mercados mundiales para reproducir los estándares norteamericanos con miras a nuestro desarrollo global”, explicaba el año pasado Leslie Wexter, presidente de LBrand, imperio matriz deVictoria’s Secret.
Más allá de las luces y de las chicas, lo de anoche fue tanteo, que aquí se observa con gran recelo.