La Vanguardia

Un señor repaso

El Madrid ha perdido 49 veces en el campo del Barça, con el 7-2 de 1950 como mayor derrota

- Xavier G. Luque

El Real Madrid ha caído 49 veces en el campo del Barcelona (35 en el Camp Nou, 14 en Les Corts) en la Liga. En ningún otro desplazami­ento ha perdido tantas veces. En la lista negra del equipo blanco vienen luego los puntos perdidos en el feudo del Athletic Club (38 derrotas en San Mamés). En el campo del Barça, además, sufrió el Madrid una de sus peores derrotas de toda la historia de la competició­n: el 24 de septiembre de 1950, tercera jornada de la Liga 50-51, mordió el polvo por siete goles a dos. Un festival.

Barcelona, festividad de la Mercè de 1950. A las cuatro horas y cuarenta minutos de la tarde tiene fijado su comienzo el choque entre el Barça y el Madrid. Es uno de los grandes atractivos de ocio para los barcelones­es aquel domingo de septiembre. Pero no el único. La televisión aún no ha invadido los hogares de los españoles y en Barcelona las propuestas para pasar la tarde del domingo fuera de casa abundan. Hasta 76 salas de cine proponen sus películas en las páginas de La Vanguardia. El burlador de Castilla, con Errol Flynn y Viveca Lindfors, alcanza ya su “cuarta semana triunfal” en el Tívoli. Más nueve teatros de primera fila. En el Borràs, Paco Martínez Soria llena con Préstame tu suegra. Y en el Poliorama el cartel de moda propone a Lola Flores, Manolo Caracol, Naty Mistral y Tony Leblanc en La maravilla errante, de Quintero, León y Quiroga. También hay toros en la Monumental, a las cuatro y media con Luis Miguel Dominguín, que aún no ha contraído matrimonio con Lucía Bosé, como principal gancho. Pero a esa hora en Les Corts no cabe un alfiler (véase la foto). Las entradas, a doce pesetas, se han agotado. Los socios no pagan, pero deben exhibir, con el carnet, el emblema de 30 céntimos de Auxilio Social. Para evitarse problemas, el club blaugrana avisa: “Está terminante­mente prohibido estacionar­se entre las líneas del terreno de juego y las vallas que lo circundan”.

En las filas del Barça, que se dispone a lograr su mayor goleada de la historia de la Liga al Madrid,

destaca la reaparició­n del portero Velasco después de un año de ausencia tras sufrir una grave lesión que cerca estuvo de costarle la visión de un ojo. En cambio, es baja el lateral izquierdo Curta y en su puesto debuta un joven de 22 años que se instalará en el equipo titular durante 14 temporadas: Juanito Segarra.

El partido tuvo poca historia: a los nueve minutos ya ganaba el Barça. “El Madrid fue batido ampliament­e”, señaló Hoja del

Lunes de Barcelona, donde además ofrecían unos completísi­mos datos estadístic­os: disparos a puerta (30 a 10 para el Barça), saques de esquina (12-3), faltas señaladas (9 del Barça, 24 del Madrid), intervenci­ones de los porteros (5 Velasco, 15 Alonso), fueras de juego (2 del Barça, 4 del Madrid). Incluso la hora exacta de finalizaci­ón del choque: a las 6h31m52s de la tarde. “Tarde completa de la delantera del Barcelona”, tituló Marca. “Un irreverent­e siete a dos”, estampó Mundo

Deportivo en sus páginas, donde proponían un ejercicio de modernidad: la reproducci­ón gráfica de los nueve goles, con dibujos de Julio Santa-Cruz (véase el gráfico).

Entre los héroes de aquel Barça que apabulló al Madrid sobresalía­n dos argentinos con protagonis­mo en la historia del Barça: el interior derecho Marcos Aurelio y el extremo izquierdo Nicolau. Dos goles cada uno.

El primero, de nombre real Marco Aurellio di Paolo, ha pasado a la historia por ser el autor del gol mil del Barça en la Liga. Sucedió apenas un mes más tarde, el 22 de octubre. Pero lo que es menos recordado es que quien debía marcarlo era César. En el partido anterior, en Valladolid y con 999 goles en el casillero, el leonés dispuso de un penalti. Lo falló.

Después de 85 partidos y 41 goles anotados entre 1948 y 1951, Marcos Aurelio dejó el Barça y se fue a México, donde le llamaban el

Pato por su leve cojeo (tenía una pierna más corta que la otra). El Barça le hizo firmar una cláusula que le impedía fichar por cualquier club europeo. Casado con una catalana, Iris Casanovas, esta recordaba que ganó “más dinero en el Barcelona que en toda su carrera”. Murió en León (México) en 1996, a los 76 años.

Mateo Nicolau, octavo hijo de dos emigrantes mallorquin­es que llegaron a Argentina en 1909, jugó en el Barça de 1948 a 1952: 106 partidos, 37 goles. Como su compatriot­a, llegó a Barcelona desde la liga mexicana, adonde regresó luego. Falleció en 2005, también en el León mexicano.

Ambos fueron protagonis­tas de aquella gran goleada al Madrid. Quien les abrió el camino a Les Corts fue un tercer argentino: Florencio Caffaratti. Un fino estilista en tiempos de hachazos impunes que ya no jugaba en 1950: su clase indiscutib­le se apagó en 1948, en un duro partido contra el Espanyol.

Cuentan que un día en Valladolid Marcos Aurelio y César pidieron una conferenci­a telefónica con Barcelona, para hablar con sus familias. Y que la telefonist­a, cuando le dijeron que las llamadas corrían “una a cargo de Marcos Aurelio y la otra la paga César”, contestó: “Sí, claro. Y yo soy Cleopatra, ¿no?”.

Los herederos de aquel Barça, de los anteriores y de los que le siguieron buscarán el sábado la victoria 50 sobre el Madrid en la Liga. Nadie sueña con otro 7-2.

UN BARÇA CON TANGO

Con Florencio, Marcos Aurelio y Nicolau, el Barça de finales de los cuarenta tenía sabor argentino

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PÉREZ DE ROZAS / ARCHIVO
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