La Vanguardia

Sergio Sánchez

- SERGIO HEREDIA Barcelona

La Federación Española ha decidido excluir a Sergio Sánchez (34) del próximo Europeo de cross, al entender que el atleta, un dechado de arrogancia y malas maneras, no merece el honor de lucir la camiseta del país.

En la escuela de Enrique Pascual Oliva, en Soria, Sergio Sánchez era uno del montón. Estamos en los primeros años de este siglo. En la pista del viejo Los Pajaritos, y en el bosque de Valonsader­o, los primeros espadas eran Fermín Cacho, Reyes Estévez y Roberto Parra.

Sánchez, que venía de León, era más joven, más impulsivo, un punto agresivo. Muy maleducado.

Forzaba los entrenamie­ntos. Retaba a las vacas sagradas. Se mofaba de todos. Desobedecí­a órdenes. Y los otros lo llevaban como podían. Convivían con un niño de 19 años. En Soria, Sánchez nunca llegó a ofrecer el nivel de una estrella de relumbrón. Víctima de sus malas maneras, acabaría saltando del grupo. Regresó a León. Y algunos años más tarde explotó. Ocurrió en el año 2009, cuando había cumplido los 27. Su marca de los 5.000 m dio un salto desproporc­ionado, de casi medio minuto. En un año, pasó de 13m49s28 a 13m21s79. Eso no ocurre nunca. O casi nunca. Y luego llegó su invierno mágico. Entre febrero y marzo del 2010 batió los récords de Europa indoor de 2.000 m (4m52s90) y 3.000 m (7m32s41). Aún conserva ambas plusmarcas. Y fue plata en los 3.000 m del Mundial en sala de Doha, tras el gran Bernard Lagat. Y luego lo cazaron. Ocurrió en el verano del 2013: positivo por EPO. Para entonces, la comunidad del atletismo estaba harta de él. Tras enterarse del positivo de Alemayehu Bezabeh, Sánchez había dicho que se avergonzab­a de vestir la camiseta del país, amenazando con utilizar su medalla para abofetear a Jaime Lissavetzk­y, entonces el secretario de Estado para el Deporte. Había ganado carreras saludando con un corte de mangas. Se había adjudicado un Campeonato de España diciendo que ese día “iba silbando”. Había quemado todo el prado. La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) le seguía los pasos. Le cayeron dos años. Acababa de ser padre. Se llevó a la familia a Alemania y a Suiza. En Neuchâtel, trabajó en una empresa que fabricaba relojes. Allí se pasó un tiempo. Entre engranajes y coronas, preparaba su regreso a la alta competició­n.

No lo tuvo fácil. El entorno le esperaba con las garras afiladas. Se vetó su presencia en multitud de carreras y respondió a dentellada­s. Lanzó una denuncia falsa contra un grupo de atletas de León, diciendo que se dopaban. Este verano, se burlaba de algunos compañeros del equipo, en una charla telefónica que había trascendid­o a las redes sociales. Insultaba a Arturo Casado y a Jesús España.

Y en otoño, en el cross, empezó muy fuerte. A sus 34 años, fue el cuarto español en Atapuerca, el primer español en Soria y el segundo en Alcobendas. Decía prepararse a fondo para el Europeo de Chia (Italia), del próximo 11 de diciembre. No podrá ir. La Federación Española le ha excluido del equipo. Raúl Chapado, presidente desde el pasado fin de semana, le llamó ayer. Le dijo que una camiseta no sólo se defiende con valores deportivos. Que también hay que mantener el respeto a los compañeros, a unas normas de actuación y a una imagen.

“Y esos valores no los cumple”, contaban fuentes federativa­s a este diario. “Utiliza la mirada para amedrentar a los compañeros. Ha llamado borracho al director técnico, Ramón Cid, que jamás ha bebido. Nunca ha pedido disculpas ni ha mostrado arrepentim­iento alguno”.

A través de esa conversaci­ón, Chapado trataba de contener a Sánchez, que llevaba toda la semana despotrica­ndo. Había dicho que denunciarí­a a la Española ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), al considerar que se le había “atropellad­o”. Había comparado la muerte del saltador Yago Lamela (un infarto, según la autopsia) con los suicidios de Marco Pantani y Chava Jiménez (ambos ciclistas habían sido sancionado­s por dopaje). Y había hablado de caza de brujas: “Tengo miedo. Pienso que me están preparando algo. Hay muchas ganas de que vuelva a dar positivo”.

–Cuando me dopé, lo hice por necesidade­s económicas. Iba a ser padre. La Federación me debía la beca y el importe de mis premios. Tenía que pagar hipoteca, agua y luz.

Eso contaba Sánchez a Onda Cero en una entrevista, en la noche del miércoles.

Toni Abadía, uno de los mejores fondistas españoles del momento, le contestó en vivo:

–No me vale. Esa situación la tenemos todos los becados. Y no nos dopamos.

LOS ARGUMENTOS “Es evidente que Sánchez no cumple con los valores que exige el vestir la camiseta del país”, dice la RFEA La Federación Española denuncia

la falta de valores de Sergio Sánchez para excluirlo del Europeo de cross del 11 de diciembre

INSULTOS, UN POSITIVO

Tras su positivo por EPO el 2013, Sánchez ha insultado a otros atletas y ha emitido denuncias falsas

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ALBERTO ESTEVEZ / EFE Otros tiempos. Sergio Sánchez, durante las semifinale­s de los 5.000 m de los Mundiales de Moscú, en el 2013; no ha vuelto a representa­r a España

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